La causa Vialidad muestra cómo funcionan las cloacas del país

Cristina Kirchner, en el centro, en el juicio por la obra pública en Santa Cruz; adelante, Lázaro Báez y Julio De Vido

La corrupción es sistémica y es estructural en la Argentina. Abarca a políticos, empresarios, jueces, fiscales, organismos de (aparente) control, periodistas, fuerzas de seguridad, sindicalistas y muchos más. Y lo que ocurre en los sótanos de la democracia es obsceno, pero pocas veces sale a la luz. Esta semana, la "causa Vialidad" ofreció una de esas ocasiones .

Los fiscales aportaron datos, fechas, cifras y nombres que ayudan a entender cómo funcionó la maquinaria del Estado al servicio de unos pocos durante más de una década hasta alcanzar ribetes tan grotescos como monumentales: Lázaro Báez embolsó más de US$ 2200 millones entre 2003 y 2015 con un puñado de empresas que comenzó a crear o comprar días antes de que Néstor y Cristina Kirchner llegaran a la Presidencia.

Nada mal para un monotributista llegado de Corrientes que se movía por las calles de Río Gallegos en un Ford Falcón destartalado, modelo 1972. El "Negro" vivía en una casa humildísima de la capital santacruceña… hasta que conoció al "Lupo".

Tan grotesco resultó el favoritismo hacia Báez en la obra pública cuando Néstor Kirchner ingresó a la Casa Rosada, que desde el momento en que se abrían las ofertas hasta que firmaba los contratos de obra pública pasaban, promedio, 29 días (frente a los 210 días promedio que imperó para el resto de las empresas).

Tan grotesco, que las ventanillas del Estado le pagaban a las empresas de Báez a los 60 días del último del mes de la certificación de la obra cuando el resto debía esperar 207 días (plazo promedio, porque a algunos llegaron a demorarle 500 días).

Y tan grotesco fue el favoritismo que cuando Cristina Fernández de Kirchner dejó el poder en diciembre de 2015, el Estado no le debía un centavo a ninguna de las empresas constructoras de Báez. Fue el único en esas condiciones.

Si los grandes números resultan inasibles, pequeños detalles iluminan mejor. ¿Ejemplo? En un proyecto, la Dirección Nacional de Vialidad le giró a su par santacruceña $238.248.064,42 para financiar la obra pública, días antes de que se abrieran los sobres con las ofertas de las empresas. Y la oferta de Austral Construcciones -que en teoría sólo podía conocer la propia empresa- fue, oh casualidad, $238.248.064,42.

Así, el alegato de los fiscales Diego Luciani y Sergio Mola en la "causa Vialidad" ofrece una oportunidad casi mágica para atisbar cómo...

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