Una causa de santidad

Días pasados, en una reunión sobre grandes católicos argentinos contemporáneos, hablé de Enrique Shaw. Me sorprendió su popularidad, pues hace poco tiempo era casi inexistente. ¿Qué pasó? ¿Ayudó "alguien desde arriba"? Shaw falleció en 1962, y durante 50 años la ACDE hizo muy poco para promoverlo como empresario cristiano comprometido, y más aún como posible santo.

Un laico, esposo, padre de familia, empresario y oficial de la Armada era impensable que pudiera ser santo según los preconceptos en boga. ¿Qué fue lo que generó el cambio? Los más cercanos buscamos información de todo tipo sobre él, y luego de años de trabajar intensamente buscando testimonios, escritos, informes, actas de directorios, en pocas palabras, todo lo que pudiera ser de utilidad para presentar como prueba en el tribunal de la causa, descubrimos la gran realidad de Enrique Shaw.

Enrique, muy culto y capaz, ingresó en la Armada para formarse en disciplina y exigencia, y forjar su carácter a la par de adquirir conocimientos profesionales de nivel. La experiencia fue muy exitosa y cumplió con creces los objetivos. Al mismo tiempo, y por su creciente formación religiosa, se dedicó a formar a muchos de sus colegas y subordinados. Su libreta de anotaciones diarias fue donde encontramos muchos de los rasgos íntimos que hoy lo destacan.

Formó una gran familia y tuvo varios hijos. Al amparo de su propia guía espiritual , "Los peldaños en el amor a Dios", escrita por él, buscó saber qué quería Dios que hiciera en su vida por el bien de los demás. Con el tiempo descubrió que debía ser empresario y formar un perfil tal que, además de ser excelente en la gestión, ayudara al desarrollo de los colaboradores que trabajaban con él. Como empresario fue excelente, siempre basado en su capacidad y los conocimientos adquiridos. Fue alumno del AMP de Harvard. Sus balances siempre fueron positivos; los indicadores de gestión, siempre muy buenos, con colaboradores muy identificados con la dirección, y con dirigentes gremiales alineados y en armonía debido a la importancia que les daba a estos temas Enrique Shaw.

Coherente y ejecutivo, hacía todo lo que decía, y eso era parte de su prestigio . Si se equivocaba, pedía disculpas. Asumía todos los problemas y los solucionaba. En aquellos años, la situación era muy parecida a la actual, con crisis permanentes que afectaban a...

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