El caso Ciccone pone a prueba a los intocables

"Me quieren embocar", lo oyeron decir esta semana a Jorge Brito. Quienes lo ven con frecuencia dicen que está muy molesto. Tal vez no lo esperaba: Brito ha sido durante los últimos años el banquero de mayores vínculos con el poder político. Por eso será tan relevante lo que diga cuando se siente pasado mañana frente al juez Ariel Lijo, que lo citó a indagatoria luego de que Alejandro Vandenbroele, presunto testaferro de Amado Boudou y arrepentido en la causa de la ex imprenta Ciccone, lo nombró en su declaración. No sólo a él, sino a otros dos pesos pesados del sistema: Ricardo Echegaray, ex director de la AFIP, y Gildo Insfrán, gobernador de Formosa.

Brito es un símbolo del establishment. Cuando dice que lo quieren perjudicar piensa en Macri, con quien tiene una mala relación apuntalada, entre otros episodios, por su respaldo a la candidatura de Sergio Massa en 2015. Ese vínculo se consolidó hace tiempo, cuando el líder del Frente Renovador estaba en la Anses, organismo que también lo hizo a Brito conocer de cerca a Amado Boudou, protagonista estelar del caso Ciccone. Según publicó hace una semana en este diario Hernán Cappiello, Vandenbroele dijo ante el juez que Brito y otro banquero, Raúl Moneta -declarado inimputable como consecuencia de un ACV-, habían capitalizado la imprenta para sacarla de la quiebra. Y agregó una segunda acusación sobre el dueño del Macro: fue quien le pagó una mensualidad para que no hablara y, a su abogado, los honorarios.

Brito esperará a escuchar la acusación para terminar de diseñar su defensa, que probablemente se centre en la existencia o no de pruebas sobre aquel testimonio. Intentará también desligar al banco, algo que no debería ser tan difícil porque, al parecer, según afirman ejecutivos que participaron o vieron de cerca las negociaciones por Ciccone, la contribución se hizo a través de una firma radicada en Uruguay que se le atribuye: Cooperativa de Crédito Marítima del Sur. En septiembre de 2012 Nicolás Wiñazki escribió en Clarín que, entre julio de 2011 y marzo de 2012, esa financiera había girado 30 millones de pesos a The Old Fund, la empresa de Vandenbroele que pretendía comprar la imprenta.

La indagatoria de Brito puede representar el inicio del resquebrajamiento de un establishment que, hasta ahora, no ha sido tocado sino a través de intermediarios o aventureros como Leonardo Fariña, Claudio Minnicelli, Jorge Delhon o Pablo Paladino. Varios factores, además del cambio de gobierno, vienen...

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