Caso Candela: un escandaloso revés

A partir del 22 de agosto de 2011 el pedido desgarrador de una madre sensibilizó a toda la sociedad. Había desaparecido Candela Rodríguez de su casa a plena luz del día en el conurbano bonaerense. Carola Labrador pedía por su pequeña hija de 11 años. A partir de allí las imágenes de aquella niña inundaron todos los medios de comunicación y, detrás de su búsqueda, se encolumnaron diversas organizaciones de la sociedad civil, referentes sociales y un sinnúmero bienintencionado de voluntarios.El 25 de aquel mes, la propia presidenta Fernández de Kirchner recibió a Carola Labrador en su despacho. El mismo día, desde el Ministerio de Seguridad de la provincia de Buenos Aires, se negaba que se tratara de un secuestro extorsivo y se daba cuenta del ofrecimiento de una recompensa por toda ayuda para localizarla, a la par que se conocía que el padre de Candela -detenido acusado de delitos graves- testificaba ante la Justicia dando posibles pistas de su desaparición.Pese al clamor popular por la aparición con vida de la pequeña y al gran despliegue de policías y recursos afectados a la búsqueda de Candela, hubo que esperar hasta el 31 de agosto para que una cartonera, a plena tarde de aquel día y en un descampado a la vera de una transitada autopista, cerca del domicilio de donde había desaparecido y dentro del campo del rastrillaje policial, encontrara una bolsa en cuyo interior aparecería el cadáver de la niña.Para el reconocimiento de su cuerpo no se convocó sólo a su madre, sino que estaban presentes -pisoteando la valiosa escena del crimen- el propio gobernador, su ministro de Seguridad y un sinfín de funcionarios policiales y médicos, además de quien filmaría ese duro momento. Las imágenes de desgarro de Carola Labrador fueron difundidas con la misma celeridad con que se entregó una grabación donde se exigía dinero que aquélla no habría entregado con anterioridad a los captores de la menor. Parecía que se pretendía enlodar con ello la memoria de Candela y de su familia para morigerar el impacto negativo de un nuevo papelón para los responsables de la seguridad, como ocurriera en el también sonado caso de la familia Pomar.La confusión creció cuando llegaron las primeras detenciones de personas que, por sus características, no parecían idóneas para haber montado, concretado y ejecutado tales actos de crimen organizado. La actuación del mediático abogado de Carola Labrador tampoco pudo despejar las dudas existentes.Surgía así, una vez más, la sospecha de que se...

Para continuar leyendo

Solicita tu prueba

VLEX utiliza cookies de inicio de sesión para aportarte una mejor experiencia de navegación. Si haces click en 'Aceptar' o continúas navegando por esta web consideramos que aceptas nuestra política de cookies. ACEPTAR