'Casi morí tres veces'. Dice que pasó los 100 años y vive solo frente al Lanín

JUNIN DE LOS ANDES.- Hay que viajar una hora desde San Martín de los Andes, pasar el puente del río Chimehuín, bordear el lago Huechulaufquen y llegar a Puerto Canoa. Aún faltan cinco kilómetros por agua para llegar allí donde casi nadie llega. Al margen sur del lago,Martín vive solo. No tiene teléfono. No tiene auto, ni computadora. Un caballo yEl hombre conocido, la leyenda del Huechulaufquen, es un anciano longevo. Algunos de sus vecinos aseguran que tiene 106. Otros 115. El sólo tiene la certeza de que nació el 10 de agosto."Me anotaron en 1933, eso dice mi documento. Pero es imposible que haya nacido entonces. En 1943 estuve en el Servicio Militar. Y no tenía diez años" afirma."Yo recuerdo bien cuando construyeron el puente del río Chimehuín, en 1922", asegura antes de relatar cómo eran los cimientos del puente que ahora cruje en el paso obligado a Puerto Canoa. "Tengo más de cien seguro", sentencia.El puente de madera sobre el curso de agua verde es una estructura colgante sobre cimientos de cemento. Es el paso obligado para llegar a las playas del lago Huechulaufquen en vehículo a motor. La playa donde esta el puerto es un paraje inhóspito, de arena blanca y piedras. A cinco kilómetros por agua recién se alcanza la orilla del margen sur donde habita Martín, del otro lado del lago cristalino.El hombre sonríe con el rostro entero cuando recibe visitas. Sus ojos se achican y su boca se expande en un gesto cordial de bienvenida. Su piel es un pergamino. Su pelo, blanco ceniza. Pero su cuerpo parece no registrar el paso del tiempo. Anda a caballo, monta sin ayuda, camina y recorre el campo del paraje El Contra, aún cuando nieva.Sólo lamenta que hace dos años dejó de remar la canoa que lo transportaba a la orilla de Puerto Canoa. Remaba dos horas, los días sin viento. Ocho horas cuando el viento Puelche se negaba a dejarlo llegar a la orilla. El viento que sopla desde la cordillera hacia el valle sopla seguido y encrespa la quietud del lago con olas que hacen difícil cruzar, pero Martín no teme quedar aislado en el margen sur.Luces con un espejoAhora cuando quiere volver a la civilización hace luces con un espejo. Es un espejo pequeño que hace reflejo en el margen opuesto del lago. Pasa horas dando la señal.Entonces lo rescata Prefectura. O Parques Nacionales. O un amigo, Ángel, que cruza en su paso para la excursión de Paimún al Límite.Todos lo conocen en el puerto. Le avisan si falleció uno de sus trece hermanos. O cuando alguno de ellos...

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