Era casi imposible probar que la decisión política era delito

Desde el punto de vista técnico era previsible que Carlos Menem iba a ser http://www.lanacion.com.ar/1400899-causa-armas-menem-se-declaro-inocente Desde el punto de vista político, era un final cantado.Menem había decidido instrumentar la venta de armas a través de varios decretos secretos. Y esos decretos, en suma, instrumentaban una decisión que, básicamente, es de carácter político.El http://www.lanacion.com.ar/1405769-caso-armas-las-claves-de-la-sentencia de contrabando es doloso: significa que para condenar a alguien por ese delito hay que probarle la intención de engañar.Nada más difícil: era casi imposible pretender probarle a Menem, jefe del Estado en aquellos años, que bajo la decisión política plasmada en varios decretos, existía la intención de engañar al Estado. Sólo se podría haber logrado esa prueba si se hubiese acreditado que Menem sabía que las armas estaban siendo desviadas porque él mismo lo había ordenado o lo consintió.En otras palabras, lo que había hecho Menem en aquellos años olía a algo muy irregular, pero de ahí a probar que esa irregularidad encubría un delito había un camino casi imposible de recorrer.También era difícil probarles a los funcionarios inferiores a Menem la intención de engañar: ellos cumplían órdenes estampadas en un decreto y en directivas de toda una cadena...

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