Cartas secretas de Perón sobre un presente incierto

Contemplando desde la ventana el atardecer de Plaza de Mayo, Néstor soñó alguna vez con diseñar un programa desarrollista. Llegó incluso a encargárselo a su embajador en los Estados Unidos, pero ese deseo juicioso se fue disolviendo en el aire y su estrafalario populismo santacruceño terminó por imponerse y por desplazar definitivamente aquella idea. Que ahora dice abrazar, aunque no se sabe con cuánta convicción, Mauricio Macri. La referencia es necesaria para recordar que, como demuestra la cronología histórica de aquella breve y hoy resignificada experiencia trunca, una cosa fue Frigerio y otra muy distinta fue Alsogaray, impuesto por los militares. También para leer, bajo esa perspectiva de candente actualidad, ciertos documentos celosamente guardados en el Archivo de la Hoover Institution que acaban de ser exhumados por un grupo de especialistas. Se trata de la correspondencia desconocida de Juan Perón. "Nos enfrentamos al gobierno más impopular de toda la historia argentina, cuyas medidas parecen destinadas a aumentar nuestro prestigio en el pueblo", se enoja el General en una carta de 1959. Para entonces, ya el sinuoso romance con Frondizi estaba terminado, y no por su giro ortodoxo, sino porque el caudillo creía que esa administración poseía un plan económico, pero subestimaba la táctica política, y porque sus alfiles habían sido formados en el materialismo, en este caso marxista, algo que también preocupaba a las fuerzas armadas. Si algo prueban estos papeles es que, a pesar de las múltiples mutaciones, Perón fue siempre antiliberal, pero a la manera en que lo fue Mussolini: escribió allí que el Duce "era un hombre extraordinario. Lo conocí y sus valores humanos eran fuera de serie".

Perón había comenzado su relación con Frigerio de manera muy comprensiva: "No podemos hacernos muchas ilusiones sobre el futuro inmediato, desde que a ustedes les tocará cargar con la más antipática tarea: restringir -le decía-. El desgaste está siempre en proporción directa de los sacrificios que se imponen". Pero con el correr de los meses, el acercamiento al frondizismo por parte de ciertos dirigentes sindicales y la aparición de partidos neoperonistas volvieron todo muy peligroso para su propia supervivencia; esa era, en el fondo, la peor de las traiciones. Más incluso que la cantada imposibilidad, por chantaje castrense, de cumplir la promesa más difícil: ir legalizando al peronismo.

Los papeles del Archivo Hoover fueron clasificados por ocho...

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