Cartas de los lectores

A media asta

El 8 de mayo pasado falleció María Batch, presidenta de la Fundación Poder Ciudadano. "Mery", como la rebautizó la sociedad civil, se definía como una maestra rural de Pergamino. Se incorporó a Poder Ciudadano como voluntaria en 1992 y desempeñó diversos roles, desde donde le demostró al país lo que un ciudadano puede hacer si se decide a participar más allá del voto.

No necesitó ser legisladora para intervenir en la sanción de cuatro leyes. En la década del 90 impulsó la campaña que terminó con la sanción de la ley del Consejo de la Magistratura. Luego reunió más de 10.000 firmas para la sanción de la ley porteña que declara el 4 de junio, fecha del asesinato de Alfredo Pochat, Día de la Lucha contra la Corrupción. En 2002, coordinó las dos únicas iniciativas populares que son leyes nacionales: la que derogó el sistema de jubilaciones de privilegio, que juntó 700.000 adhesiones, y la que impulsó el plan alimentario "El hambre más urgente", que reunió más de un millón de firmas.

No necesitó imponer su singularidad para destacarse; era singular encarnando valores de interés general. No necesitó sobreactuar roles para ejercerlos; su integridad marcaba presencia. No necesitó investiduras para ocupar su lugar; su convicción orientaba a quienes la rodeaban y ubicaba a quienes la enfrentaran. No necesitó leer sobre democracia; desde su Poder Ciudadano escribió muchas de las más significativas páginas de participación ciudadana.

En su vida, no necesitó de ninguna tapa de diario para estar en la primera plana del civismo. Y, a la hora de su muerte, no necesitó que se decretara ningún duelo oficial para que la democracia flameara a media asta. Hay vidas que se explican con palabras y otras, con hechos. En la vida de María Batch no hay palabras para tantos hechos. Gracias, Mery, por tanto poder ciudadano.

Carlos March

DNI 18.802.288

El juez Fayt

Respeto

La catadura moral de quienes desmerecen la capacidad de personas de avanzada edad no es digna de ningún elogio. Quizá de desprecio. ¿No estamos acaso escuchando sus descalificaciones a ilustres personalidades que, pese a sus edades, mantienen o han mantenido intactas hasta sus últimos días sus reconocidas virtudes y capacidades? A los arquitectos Oscar Niemeyer (104 años) y Mario Roberto Álvarez (98). A los músicos Amancio Williams (90) y Horacio Salgán (hoy 98). A la bailarina Maia Plisetskaya (89), que hace unos días se nos fue (danzando, claro). A la médica y política Alicia Moreau de...

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