Cartas de los Lectores

Policías municipalesEs inútil...una buena idea que viene de la época del caso Blumberg, y que en un principio pareció que iba a ser la solución, se está desvirtuando: las policías municipales. Sucede que tanto sus jefes con capacidades e idoneidadaes gerenciales o administrativas, como quienes se encargan del control de gestión, la auditoría y las relaciones públicas, deben ser sin excepción personas elegidas por los vecinos y no delegados del poder político de turno. Podrán ser propuestos por el intendente, el Concejo Deliberante, los partidos políticos, los autoconvocados y los que se entienda son los mejores en materia de seguridad. Pero deberán, sí o sí, ser elegidos por la ciudadanía. De otra manera sólo se lograrán corporaciones donde prevalece el nepotismo, los amigos de los amigos. El tema no es fácil, pero existe en otras latitudes y funciona bien desde hace muchos años. Basta estudiar el sistema de sheriffs en los Estados Unidos, que es la base de la seguridad vecinal en ese país. Al ser elegidos, genera la confianza tan necesaria para que el vecino se sienta contenido.No tomemos los atajos de siempre, que nos llevarán a cometer errores. Hagamos las cosas bien desde el vamos.Pedro Sylvestermailto:opinon2m@yahoo.com.ar¿Dónde están?La inseguridad es un tema que nos concierne a todos. Tras un encuentro de amigos ocurrido poco tiempo atrás decidimos acompañar a uno de ellos a la parada del colectivo. En la intersección de las avenidas Callao y Córdoba fuimos sorprendidos por dos pibes de alrededor de 15 años, uno de los cuales, empuñando un arma de fuego, logró sacarnos todo lo poco que teníamos.¿Dónde están los funcionarios del Estado cumpliendo con su función de proteger a los ciudadanos? ¿Realmente creen que ésta es una década ganada? La verdad es que indigna cómo nos mienten en la cara constantemente. Lo único que se ganó en este país fue odio y desconfianza con la gente. Así nunca la Argentina va a poder crecer.Tomás MoránDNI 38.996.251Boudou¿Qué hacer con Boudou en el Senado? Habida cuenta de que el vicepresidente no pretende hacer otra cosa que "aguantar estoicamente", hasta que Cristina decida lo contrario, la mejor forma de evitar la irritación que produce en los senadores, tener que dirigirse hacia él, como "señor presidente", propongo cambiar esa fórmula tradicional con la que los oradores apoyan sus discursos por otra; "señores del Senado". Al recibir la palabra utilizar un "gracias", a secas. Una forma digna, solemne y no...

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