De cartas y encuentros

cartas de la ausenteAutor: Ariel Barchilón. Dirección: Mónica Viñao. Intérpretes: Daniel Fanego y Vando Villamil. Escenografía y vestuario: Graciela Galán. Iluminación: Jorge Pastorino. Musicalización y diseño sonoro: Diego Fischerman. Coreografía: Camila Villamil. Sala: Teatro Nacional Cervantes. Duración: 60 minutos.Nuestra opinión: Muy buena.Tierna, profunda y sugestiva es esta obra escrita por Ariel Barchilón, con brillantes actuaciones de Daniel Fanego y Vando Villamil, y una precisa dirección de Mónica Viñao. Cartas de la ausente es una pieza íntima en donde cada palabra resuena fascinante y cada gesto y mirada es toda una declaración.La historia transcurre en el Buenos Aires de la primera mitad del siglo XX, época en la que el correo epistolar comunicaba noticias e ilusionaba idilios. En ese marco, Rufino, confinado por veinte años en la cárcel de Ushuaia, se cartea con Luli, una joven que le devuelve gentilezas postales y siembra en él la posibilidad del amor. Una vez en libertad, el recluso va a su búsqueda, encontrándose con Doña Elvirita, una mujer madura que le revelará ciertos misterios y verdades en torno a esa chica destinataria de sus líneas rubricadas en papel.Cartas de la ausente es un material que bucea en las soledades del alma y en la ilusión del amor correspondido. Lo epistolar habla de identidades virtuales, y eso vincula al texto con un hoy donde, redes sociales mediante, también algunos vínculos se generan más allá del contacto del cuerpo presente.Una de las particularidades de esta puesta reside en que el personaje femenino es interpretado por Daniel Fanego. El actor apela a una sutileza conmovedora para darle vida a esa mujer ahogada en la soledad, pero con los atisbos de la esperanza despiertos para el encuentro. Alejado...