De la carta al WhatsApp: la transformación del género epistolar

No hubo charla frente a frente. Tampoco monólogo de despedida. El anuncio de la ruptura llegó vía correo electrónico. Formal, frío, distante. "Me hubiese gustado que las cosas fuesen de otro modo. Cuídese mucho": así terminaba el mail que ponía fin a una relación amorosa de la que no sabemos mucho más de lo que escribió X para justificar su decisión. Pero, en este caso, poco importa. La carta en formato digital dio lugar a una instalación creada por Sophie Calle: "Cuídese mucho" presenta más de cien relecturas del texto original enviado por X, ex pareja de la artista francesa, según la mirada de mujeres formadas en diversas disciplinas. Este mes, la obra llega a Buenos Aires en el marco de la Bienal de Performance.

Si hubiera recibido una carta en papel, Sophie Calle podría haberla quemado o partido en mil pedazos. Cuando se trata de un mail, algunas de las opciones son eliminarlo para siempre o archivarlo en una carpeta aparte hasta olvidarlo por completo. Claro que también se puede imprimir una y mil veces, o hacerlo circular entre los contactos. Calle hizo algo de eso: repartió el texto entre 107 mujeres (periodistas, actrices, psicólogas, cantantes, bailarinas) y les pidió sus interpretaciones. Así, volvió público un contenido privado con el propósito de convertir una experiencia de la vida íntima en un hecho artístico.

Más allá de lo que cada destinatario haga con su correspondencia, la pregunta aquí es de qué modo afectó la tecnología al género epistolar. De la espera interminable de carteros y mensajeros a la instantaneidad del chat y el SMS; del papel perfumado, las estampillas y el sobre lacrado a mensajes con animaciones, archivos adjuntos, imágenes y sonidos; de la incertidumbre de saber si la carta llegó a destino a la constatación inmediata que ofrece el WhatsApp; de la postal de viaje a la selfie digital.

Pero hay más: cambios de estilo, de códigos y hasta de sintaxis. Pareciera que en el mail (y más aún en el mensaje de texto) no importa tanto la corrección sintáctica y ortográfica, sino la brevedad y la velocidad. La idea es que quien espera la respuesta la reciba lo antes posible y se genere así una ilusión de diálogo casi en tiempo real, aunque el mensaje tenga errores y carezca de mayúsculas, tildes y encabezamiento formal.

En Postdata (Taurus), el autor británico Simon Garfield recorre la historia de la correspondencia desde diversos ángulos: las fórmulas empleadas en cada época, las cartas célebres (desde Cicerón hasta...

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