La carta de San Martín

Leer la historia como noticia no solo permite conocer el pasado, sino también percibir qué enseñanzas pueden extraerse de lo que es al mismo tiempo antiguo y novedoso para el presente acuciante. Ambas condiciones quedaron cumplidas en la primicia, para los lectores de LA NACION, de que se hallaba después de ocho generaciones en manos de una misma familia.Como correspondía a una revelación de tamaña magnitud, LA NACION publicó en la tapa de su edición de anteayer , en 1820, desde Chile hacia el Perú con las tropas del ejército expedicionario.Se trata de un mensaje breve, dirigido al pueblo cuyano de San Juan, ya que San Martín, al embarcarse, estaba desobedeciendo órdenes expresas del gobierno central de los patriotas, asentado en Buenos Aires. En ese laconismo de la despedida, el héroe de la independencia sudamericana pone el dedo en la llaga que aún sigue abierta entre sus compatriotas del siglo XXI.San Martín recomienda "por su bien" a los sanjuaninos que "estrechen entre sí los vínculos de la unión". Es como si hubiera procurado prevenirlos, anticipándose además a la historia por escribirse, contra las fuerzas de la dispersión y el combate sin ton ni son que destruye los sentimientos fraternales en la sociedad. Se refiere así a los sentimientos que deben actuar de base indispensable para la constitución de una nacionalidad que se encuentre dispuesta a prosperar eficientemente dentro de los cánones de la organización jurídica del Estado.La idea de "unión" se halla, en la experimentada observación de San Martín, en las antípodas de una comunidad trabajada por grietas que desvalorizan la cohesión de su entramado.En el caso argentino, más que grietas obran desde hace tiempo verdaderos abismos que obstaculizan el entendimiento general hasta en cuestiones básicas de la política y la economía, por eso es casi providencial que la palabra rectora de San Martín sobre el valor de la unión social se conozca en medio de otra crisis, al cabo de dos siglos de haber sido escrita aquella carta."No existe sociedad donde no hay orden". En estas siete palabras se resume la segunda idea fuerza en el pensamiento transmitido por quien se dirigía al Perú a fin de liberarlo del ocupante extranjero. Que no existe sociedad donde no hay orden es más que un concepto de comienzos del siglo XIX que debería sacudir, por su incontestable verosimilitud, a los argentinos del siglo XXI. Es una consigna que ha subyacido victoriosa desde los tiempos más remotos de la...

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