Carla Filipcic Holm es Tatiana

Con la tremenda responsabilidad de ponerle el cuerpo a la Tatiana de Evgeny Onegin , la ópera de Tchaikovsky con que Buenos Aires Lírica cierra el año, nadie diría que Carla Filipcic Holm llegó al mundo de la ópera casi por casualidad. Amante de las comedias musicales y del heavy metal, empezó a estudiar canto a los 17 años en el Conservatorio Nacional de Música Carlos López Buchardo. A partir de entonces, los caminos la fueron guiando hasta llegar a incorporarse en el Instituto Superior de Arte del Teatro Colón y más adelante a perfeccionarse en Nürnberg (Alemania) con Siegfried Jerusalem.-¿Cómo empezaste tu carrera como cantante de ópera?-Es muy raro porque no es que dije "quiero ser cantante": simplemente empecé a estudiar porque cantaba mal y tenía que aprender la técnica. Después vi que las reacciones de los demás eran positivas y fue así como se fue dando. Esta carrera no pasa sólo por la voluntad sino porque se te abran ciertas puertas. Entré por un lado bastante raro y tardé en llegar a estudiar en el Colón... di mis vueltas. Recién empecé la carrera a los 24 años, edad en que muchos la están terminando.-¿Hay músicos en tu familia?-Sólo mi hermana, pero lo tenemos en los genes. Somos también ciudadanas de Estonia (por el lado de mi mamá) y es un pueblo que tiene una tradición de canto muy fuerte. No tienen la timidez para cantar que nosotros tenemos. Mi hermana, que es diseñadora gráfica, tiene una banda de heavy metal. Ése era mi sueño cuando era chica, pero nunca tuve una personalidad muy rockera.-¿Cuál fue la mayor dificultad con la que te enfrentaste en tu profesión?-Aprender a domar ciertas cuestiones que pasan por el ego, por acostumbrarse al hecho de que desde el momento en que uno está parado en un escenario les da vía libre a los demás para que digan lo que quieran. Poder separarse de las expectativas y de las respuestas del afuera y aprender a salvarse de ese tipo de influencias es lo que más me costó.-¿En algún momento esta exposición te llevó a no querer estar arriba del escenario?-Sí, en algún momento sentí mucho miedo de salir a cantar y de no poder dar lo que la gente esperaba. Por suerte lo superé..., por ahora [risas]. El gran enemigo de uno en esta profesión es querer dejar a todos contentos y, con tantas voces y deseos ajenos en tu cabeza, te perdés. Hay que saber tener un filtro y que sólo unas pocas personas en las que depositás tu confianza sean las que te den su opinión. Yo, por ejemplo, sigo confiando en quienes fueron mis...

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