Cancha inclinada

La transparencia es una muy vieja deuda de la política argentina. No se puede dejar pasar, por ese motivo, el pernicioso efecto de "cancha inclinada" que implica la utilización de la publicidad oficial y la eventual administración arbitraria y nada transparente del presupuesto en un acto electoral en favor de candidatos de la fuerza gobernante. Tampoco, la violación por prácticamente todos los partidos políticos de la exigencia legal de informar con absoluta claridad la procedencia y el destino de los aportes que reciben, junto a una pormenorizada rendición de cuentas.Resulta francamente intolerable, por la contradicción en sí misma que esto implica, que la última reforma electoral de 2009 haya incrementado competencias de la Dirección Nacional Electoral, dependiente del Ministerio del Interior y Transporte, y que sea dicha dependencia la que ejecute el presupuesto electoral en tiempo de elecciones, una perniciosa práctica que también debería revertirse.El absurdo máximo se presenta hoy de cara a las elecciones del año próximo para las que el ministro Florencio Randazzo se postula como precandidato presidencial, al mismo tiempo que está a su cargo el presupuesto electoral. O sea, sobre su persona, por su función y a pesar de su condición de candidato, recae la administración de los dineros públicos de la elección.En una clara muestra del crecimiento descomunal de la injerencia del Gobierno en las elecciones, el proyecto de ley de presupuesto 2015 destina al Ministerio del Interior más de 2100 millones de pesos. Una exorbitante cifra no sólo desde lo nominal, sino también en términos comparativos, pues representa casi el triple de los 780 millones asignados en 2011 para la elección presidencial y más que eso aún, si consideramos los 680 millones destinados a la legislativa de 2013.Al margen de esta grave y anómala situación, comparable a poner al zorro a cargo del cuidado del gallinero, deberían existir mayores controles sobre la posibilidad de que se utilicen dineros públicos para la promoción de candidaturas a cargos electivos de funcionarios en ejercicio. Se trata de una lamentable práctica de vieja data, que nos recuerda la campaña electoral para los comicios legislativos de 2005, a la hoy presidenta de la Nación y por entonces primera dama abusando del helicóptero presidencial para recorrer la provincia de Buenos Aires mientras era candidata a senadora por ese distrito.Siguiendo con la línea del absurdo, podríamos imaginar el insólito escenario en la...

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