Camuflar en vez de resolver los problemas económicos
Camuflar en vez de resolver los problemas económicos.
El paquete de medidas económicas anunciado -no por casualidad- en vísperas de este feriado extra-largo para atenuar su repercusión pública, tiene desde su propio título el sello distintivo del gobierno del Frente de Todos y la impronta del ministro Martín Guzmán: "Acciones de política para el fortalecimiento de la sostenibilidad del crecimiento y de la estabilidad macroeconómica" .
Es literalmente un camuflaje de la realidad. No se puede hablar de estabilidad macro con la inflación que apunta a 75% anual; reservas líquidas del Banco Central (sin oro ni DEGs del FMI) con saldo negativo; riesgo país al borde de 2200 puntos básicos y déficit fiscal creciente por el aumento del gasto público, cuya financiación a través de deuda en pesos y emisión acaba de demostrar su fragilidad con la corrida de bonos indexados por CER hacia los dólares financieros, que volvieron a ensanchar a casi 100% la brecha cambiaria con el oficial.
Tampoco con mayor expansión fiscal y monetaria es sostenible el crecimiento del PBI, por más que el relato oficial se empeñe en resaltar como "histórica" la heterogénea reactivación de 2021 (10,3%) tras el desplome similar (-9,8%) provocado en 2020 por la cuarentena y la pandemia . Menos aún con la actual desaceleración de la economía mundial, las restricciones a la importación de insumos que afectan a varios sectores industriales y el más reciente impacto de los faltantes de gasoil sobre las cadenas de producción, transporte y distribución en gran parte del país. Aquí, el Gobierno fracasó en su intento de administrar la escasez sin modificar los subsidiados precios domésticos y con la aplicación de un plus a los vehículos con patente de los países limítrofes.
La tardía respuesta oficial llegó con el ajuste de 12% que rige desde ayer en los precios del gasoil (y por primera vez superan a los de las naftas), precedido por el aumento transitorio de 5% a 7,5% en el corte obligatorio con biodiesel (que subió más que el petróleo) por 60 días prorrogables. También por el reintegro en el mismo lapso del impuesto a los combustibles a las importaciones de empresas refinadoras (integradas o no), que hayan incrementado su abastecimiento al mercado interno en los últimos dos meses o debieron importar crudo para atenderlo. A pesar de esta demora ante la emergencia energética, el decreto no se privó de bautizar a este esquema como Régimen de Incentivos al Abastecimiento Interno de...
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