Campo de maniobras para experimentos lingüísticos

Digámoslo ya de entrada: la traducción de una ópera a una lengua diferente de aquella en la que fue escrita depara un efecto teratológico; es decir: es monstruoso. Borges, que dejó pocas cuerdas sin tocar, lo dijo muy claramente en su impugnación del doblaje cinematográfico. Veamos: "Ya que hay usurpación de voces, ¿por qué no también de figuras? ¿Cuándo será perfecto el sistema? ¿Cuándo veremos directamente a una tal Juana González en el papel de Greta Garbo en Queen Christine?" En la música, la ocurrencia de Borges se vuelve más drástica. Para entender esta monstruosidad, basta pensar en la "Muerte de amor", de Tristán e Isolda, de Richard Wagner, cantada en italiano (hay una versión de Maria Callas).Realmente, hay en cada lengua, en cada idioma, una melodía secreta, una melodía que pertenece a esa lengua y a ninguna otra. Estos merece una explicación. Daniel Barenboim señaló en su autobiografía que todos los idioma latinos tienen tendencia a ir hacia delante y que, por el contrario, el alemán no empuja hacia delante sino, más bien, tiende a tirar hacia atrás. Mozart, justamente, es el mejor ejemplo. Compuso óperas en italiano y óperas en alemán, y el melodismo, siempre reconociblemente mozartiano, no es...

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