Cambiemos, una propuesta moderada en apuros

En pocos días, la Argentina se precipitó en una crisis. Su contenido no es novedoso: insatisfacción social, descenso de la popularidad del Gobierno, escalada del dólar, duelo entre el Banco Central y el mercado financiero. Este escenario reavivó la incertidumbre, el síntoma típico de un país volátil. Ese no saber qué va a pasar reúne a las generaciones: está incrustado en la conciencia de los mayores y empieza a ser vivido dramáticamente por los jóvenes, embarcados en proyectos a mediano plazo de un gobierno que se pretende innovador. Esta semana muchos adultos corrieron, una vez más, a convertir sus pesos en dólares, mientras los jóvenes que obtuvieron créditos hipotecarios seguían con angustia la evolución de la divisa, porque el crecimiento de apenas unos centavos en su precio implica un incremento de miles de pesos en la deuda que contrajeron con los bancos. En otro plano, los actores fuertes del mundo financiero desarrollaban sus estrategias defensivas: fondos llevándose el dinero, inversores postergando decisiones, cambios de cartera, empresas deslizándose en el pánico porque las tasas llegaron al 30%. Y especuladores frotándose las manos por la misma razón.

Los sondeos que se conocieron esta semana confirmaron el escenario. Sus resultados son preocupantes para el Gobierno y estimulan a la oposición, que empieza a entrever una meta impensable hace seis meses: volver al poder en 2019. Los datos de Poliarquía exhiben una caída significativa de las expectativas sociales y económicas: menos del 20% considera positiva la marcha del país y la economía, el 52% cree que la situación empeoró el último año, aunque el 40% se aferra a la esperanza de que mejore en los próximos meses. La aprobación presidencial cae al 45%, uno de los puntos más bajos de la serie histórica, junto con la confianza en la capacidad de la administración para resolver problemas. En paralelo, se polariza la imagen de Macri: poco más del 40% tiene buena opinión de él, algo menos de ese porcentaje lo cuestiona. En síntesis, aun en descenso se mantienen las expectativas positivas para un sector de la sociedad, lo que sirve de soporte al Gobierno. Sin embargo, se acumulan evidencias que tornan angustiosa la reelección, como se sostuvo la semana pasada en esta columna.

Para entender las acechanzas de Cambiemos hay que recordar dos premisas del comportamiento de los votantes contemporáneos: sus adhesiones son frágiles -líquidas, para usar términos de Bauman- y tienden a...

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