Una cama, la cárcel de una gran mujer

Frida Kahlo, Luces y Sombras / Dramaturgia y dirección: Patricio Abadi / Intérprete: Jimena Anganuzzi / Iluminación: Ricardo Sica / Escenografía y vestuario: Paola Delgado / Diseño sonoro: Malena Graciosi / Maquillaje: Merlina Molina Castaño / Asistencia de dirección: Paula Marrón / Sala: C. C. de la Cooperación, Corrientes 1543 / Funciones: sábados, a las 21 / Duración: 50 minutos / Nuestra opinión: muy buena

Aunque en algún momento de la historia André Breton ha dicho que la pintura de Frida Kahlo era surrealista fue ella misma la que se encargó de decir que no, que era su propia realidad la que quedaba plasmada en su obra. Y es que sí, la vida de esta mujer está repleta de tormentos físicos desde muy temprana edad: primero producto de haber contraído poliomielitis en su infancia; luego por un terrible accidente ocurrido en su juventud. Por eso, y muy acertadamente, Patricio Abadi, director y dramaturgo de la pieza, sitúa a esta Frida -interpretada muy bien por Jimena Anganuzzi- en una cama de hospital. Postrada allí lanzará el crudo relato de su dolor y podremos asistir a la intimidad de esta mujer que padece desde siempre y que se vincula con el sufrimiento y con la muerte casi desde la hermandad.

Esta cama y unos zapatos rojos simbólicamente dispuestos a un costado de la misma serán prácticamente el universo de esta mujer. Y será ese sitio su cárcel o su contención durante todo lo que dure la obra. La cama le dará el asilo necesario para poder explayarse y abrir a la platea su intimidad.

En breve le amputarán su pierna herida y mañana, cuenta, se dará inicio a la primera muestra de ella en México. "Iré y bailaré en una pierna en mi cama camión", anuncia con dureza. Y se da inicio a este viaje que...

Para continuar leyendo

Solicita tu prueba

VLEX utiliza cookies de inicio de sesión para aportarte una mejor experiencia de navegación. Si haces click en 'Aceptar' o continúas navegando por esta web consideramos que aceptas nuestra política de cookies. ACEPTAR