Las calles porteñas, museo al aire libre

La mejor prueba de que la ciudad tiene vida propia es que sus muros cambian todo el tiempo. Durante la crisis de 2001, cuando el centro porteño amanecía con la leyenda "que se vayan todos" en cada rincón, un grupo de artistas callejeros se propuso intervenir el espacio público con imágenes y mensajes ajenos al escepticismo que imponía el desastre. Ante la violencia y la agresión del latigazo político, Tec, Tester, Defi y otros graf iteros respondieron con trazos y dibujos que abrían una puerta de alegría incipiente a través de los ladrillos. Desde entonces, Buenos Aires se ha convertido en una de las grandes capitales mundiales del street art , un auténtico museo al aire libre donde las obras aparecen, deslumbran y se borran en absoluta sintonía con el vertiginoso ritmo de lo que no siempre se alcanza a ver.Las "salas" más atractivas de ese museo son Colegiales, Palermo y Villa Crespo, no en vano los barrios por donde transcurre el tour organizado por Graffitimundo ( http://www.graffitimundo.com ), que muestra y cuenta la historia detrás de los principales trabajos que brillan en esa zona de la ciudad. Mientras tanto, en Buenos Aires como en el resto del mundo, el street art parece haber alcanzado su mayoría de edad. El fenómeno desatado por el ¿inglés? Banksy (una figura secreta a la que nunca se le ha visto el rostro) ha hecho que el mercado del arte pague más de 300.000 euros por pintadas suyas y que la Academia de Hollywood nomine al Oscar su documental Exit through the gift shop .Del mismo modo, a mitad de camino entre la aceptación y la clandestinidad, los gra fiteros porteños participaron en la primera bienal...

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