La calle será el examen más difícil para Milei

Acto de Javier Milei en el Monumento a la Bandera, en la ciudad de Rosario, en Santa Fe

Pareció un problema de agenda, pero fue deliberado: el Ministerio de Capital Humano canceló esta semana el encuentro que tenía previsto con los piqueteros que estarán el miércoles manifestándose por el aniversario del 20 de diciembre. El Gobierno buscaba en realidad dar un mensaje de inflexibilidad con quienes, de antemano, ya dan por sentado que cortarán las calles, algo que Javier Milei prometió combatir desde el momento en que asumía.

Quien dio la orden de no reunirse fue el propio presidente de la Nación, que incluso se mostró molesto con que se hubiera insinuado esa posibilidad. La decisión sorprende porque va a contramano de lo que habitualmente recomiendan quienes negocian con estas agrupaciones antes de una protesta: advertirles primero cara a cara lo que pretende el Gobierno y, una vez constatada la contravención, negarse a recibirlas. Ahí anda entonces Eduardo Belliboni, referente del Partido Obrero, reclamando por la reprogramación y pidiendo ser atendido.

La apuesta es fuerte porque el ajuste no tiene precedente . Y, obviedad de la política, los organizadores de la protesta ya le endilgan al Gobierno no solo las medidas anunciadas, sino las consecuencias del descalabro de Massa. La devaluación, por ejemplo. Si un dólar vale 350 pesos, pero no se consigue, ¿cuánto vale realmente? ¿Quién será después el responsable de la devaluación, el que lo vendía a ese precio de fantasía o quien decidió ajustarlo a 800 para que finalmente se consiga? El ejemplo vale también para una botella de leche en la góndola o un litro de nafta; la economía ajusta siempre de dos modos: o por precio o volumen.

El Gobierno pasó la primera prueba del mercado, pero se enfrentará la semana próxima a una no menos exigente, la protesta social. "Va a ser heavy", anticiparon autoridades de la ciudad de Buenos Aires. Nadie está en condiciones de garantizar un operativo policial exitoso. Patricia Bullrich, ministra de Seguridad, suele distinguir entre una medida de fuerza provocada por una situación concreta -algo por lo que se puede negociar hasta llegar a un acuerdo- y la actitud de confrontación permanente como método de construcción política. En la Argentina parece haberse enquistado la segunda opción.

Será un miércoles tenso. La ministra acordó con el jefe de gobierno porteño, Jorge Macri, emplear las fuerzas federales solo para aquello en lo que tienen incumbencia...

Para continuar leyendo

Solicita tu prueba

VLEX utiliza cookies de inicio de sesión para aportarte una mejor experiencia de navegación. Si haces click en 'Aceptar' o continúas navegando por esta web consideramos que aceptas nuestra política de cookies. ACEPTAR