El caleidoscopio de un escritor leído desde la política y la literatura

y creador de las múltiples frases que desde ayer se viralizan en las redes sociales, no fue un cuadro político en sentido estricto, aunque siempre adscribió a las izquierdas latinoamericanas. Y se convirtió -en un proceso que, en algún punto, iba más allá de la mayoría de sus textos y eventuales interven-ciones públicas- en un emblema de buena parte de estos sectores a nivel continental.

En el último tiempo, sus frecuentes declaraciones en defensa del gobierno de los Castro en Cuba, el chavismo venezolano y las políticas indigenistas de Evo Morales reforzaron esta imagen, en un fenómeno que tenía algo de caleidoscopio: a Galeano muchos lo cuestionaban por su apoyo a los populismos latinoamericanos, mientras que otros lo leían precisamente por su defensa de estas políticas. Pero otros -y no necesariamente los mismos lectores- lo seguían por sus reivindicaciones ecologistas, su recuperación de los mitos americanos o por sus textos enmarcados en el registro del microrrelato.

Nacido en Montevideo el 3 de septiembre de 1940 en el seno de una familia católica de clase media de ascendencia italiana, española, galesa y alemana, definía al joven que alguna vez fue como a un "patialegre", poseído por una enorme curiosidad por el mundo y sus habitantes.

Tenía sólo 13 años cuando comenzó a publicar caricaturas en el diario El Sol de Uruguay. Las firmaba "Gius", seudónimo que jugaba con la onomatopeya de su primer apellido (y la dificultad para pronunciarla correctamente en castellano). No dejó oficio sin tocar: fue obrero en una fábrica de insecticidas, recaudador, pintor de carteles, mensajero, mecanógrafo, cajero de banco y editor. Y en algún momento, cuando empezó a escribir, se despojó de apellido paterno y se quedó con el Galeano materno. Pero los inicios no fueron fáciles: a los 19 años, convencido de que el don de la escritura no le estaba dado, decidió suicidarse tomando barbitúricos. Sobrevivió, y al salir de la profundidad del coma se aferró con uñas y dientes a esa vida que le estaba dando otra oportunidad.

A comienzos de los 60 inició su carrera periodística como editor de la mítica Marcha. Luego dirigiría las no menos célebres Crisis y Brecha. De la mano del periodismo dio cauce al gusto por los viajes, recorriendo casi toda América latina. También llegaría el compromiso político y una identificación con las posturas de izquierda que durante la década del 70 -con el recrudecimiento de la violencia política y el advenimiento de las...

Para continuar leyendo

Solicita tu prueba

VLEX utiliza cookies de inicio de sesión para aportarte una mejor experiencia de navegación. Si haces click en 'Aceptar' o continúas navegando por esta web consideramos que aceptas nuestra política de cookies. ACEPTAR