Al caer la noche, el descontrol se adueña de las calles de Quilmes

La intensa vida nocturna de Quilmes, en el sur de conurbano bonaerense, atrae a más de 20.000 jóvenes cada fin de semana. Pero el atractivo de la proliferación de boliches y bares en la zona céntrica es, a la vez, motivo de un fuerte reclamo de vecinos que denuncian un cóctel de ruidos molestos, venta de alcohol a menores, falta de controles viales, falta de higiene en las calles y disturbios en la vía pública.Los vecinos afirman haber reclamado con insistencia a las autoridades del municipio de Quilmes y a la policía, pero se quejan de que conviven, desde hace años, con la desidia y el desorden."Cada noche es un suplicio: no se puede dormir y es imposible transitar por la zona. Muchos jóvenes toman alcohol en la calle, gritan, pasan con los autos con la música a todo volumen, y la policía y los agentes de tránsito no hacen nada", comentó a LA NACION la vecina Patricia Delfina Sánchez Rocca.Otros cuentan que las arterias más conflictivas por el tránsito caótico y los ruidos molestos son Garibaldi, Videla, Alsina, Alem, Yrigoyen, San Martín, Moreno y Mitre, donde numerosas familias viven entre bares y boliches."No hay controles, y las multas a los boliches y a los conductores que manejan alcoholizados no existen. A la mañana siguiente, transitar por estas calles es convivir con la mugre, las botellas tiradas y los chicos que duermen en el suelo porque están alcoholizados", describió Ana, otra vecina de la zona que pidió que no se publicara su apellido. Y contó que el 11 del mes próximo realizarán una protesta para reclamar mayores controles.LA NACION recorrió durante dos noches la cuestionada zona de Quilmes y advirtió varias irregularidades. La música a todo volumen en los automóviles es una costumbre a lo largo de las dos cuadras de Garibaldi, entre Lavalle y Alvear, en pleno centro de la ciudad.Se pudo comprobar que entre la 1 y las 3 de un sábado, el bullicio es particularmente llamativo en ese punto neurálgico. El lugar de encuentro, antes de formar filas de más de media cuadra para entrar en los boliches de la zona, es una estación de servicio situada en Garibaldi y Lavalle. Allí descienden de autos y taxis decenas de jóvenes que no superan los 25 años. Otros chicos dan vueltas en autos por el centro quilmeño, mientras transitan a paso de hombre por las dos cuadras de Garibaldi.La noche de Quilmes, comercialmente, es todo un éxito. No hay lugar para estacionar en tres...

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