La animación local busca transformar este gran presente en futuro

Metegol marca, sin duda, un antes y un después en el concierto de la industria cinematográfica local y en uno de sus sectores en particular, el cine de animación. Realizado en 3D y con estándares de calidad a la altura de producciones del género que compiten a escala mundial, el primer film animado de Juan José Campanella abre un nuevo capítulo en la historia de la animación gestada en la Argentina, cuyo desarrollo se potenció en los últimos años al calor de las innovaciones técnicas y estéticas.Estrenada con 258 copias, Metegol es una producción de 20 millones de dólares, cifra que la convierte en la mayor apuesta económica del cine nacional, pero que resulta pequeña en relación con el presupuesto de tanques hollywoodenses animados como, por ejemplo, Buscando a Nemo , que rondó los 100 millones de dólares. Hasta el momento, Dibu, la película , un suceso de taquilla de 1997 (cuando fue vista por más de 1.100.000 personas en todo el país), poseía el récord presupuestario de una animación argentina, con un costo de 3 millones de dólares.Realizada en coproducción con España y distribuida por la major UIP, Metegol es el único crédito local que sale a dar pelea este año en la cartelera de vacaciones de invierno, poblada de títulos en su mayoría estadounidenses y dirigidos al segmento ATP (aptas para todo público, de acuerdo con el sistema de calificación cinematográfica local). Es en esa franja de público donde en años anteriores brillaron éxitos de la animación argentina como la ya citada Dibu, la película , surgida de un popular ciclo televisivo en el que interactuaban actores y dibujos animados; Patoruzito , vista en su momento por más de dos millones de espectadores, o Manuelita , de uno de los referentes de la animación argentina, Manuel García Ferré, quien con esta versión de la inolvidable canción de María Elena Walsh llevó a los cines más de 2.400.000 personas, logrando uno de los mayores éxitos de la historia de nuestra cinematografía.Gran tradiciónLa repercusión de Manuelita insufló nuevo aire a la animación argentina, que hacia fines de los 90 comenzó a incrementar la producción de largometrajes, así como la búsqueda de socios extranjeros (España e Italia, entre otros países) para la realización de películas que, de tal modo, llegaron también a mercados del exterior. La calidad de los profesionales del sector y los avances tecnológicos -el notable desarrollo del 2D y del 3D digital, por ejemplo- se conjugaron en propuestas para...

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