Buenos Aires perdida: fue el polvorín más seguro del país y tras su demolición nació el Parque Chacabuco

El Colegio Alfonsina Storni, en el Parque Chacabuco, donde estaba ubicado el Polvorín de Flores

El miércoles 26 de enero de 1898 una gran explosión conmovió a Buenos Aires , el cimbronazo se sintió en varios puntos de la ciudad, incluso los vecinos afirmaron que el suelo había temblado a raíz de la detonación . Si bien nadie sabía muy bien de dónde provenía, se sospechaba que podía haberse producido en alguno de los polvorines existentes en esa época y, según cuenta Horacio Galacho, historiador y profesor en Ciencias de la Educación, allí surgió un mito urbano, que incluso recogieron muchos autores.

"Efectivamente estalló un polvorín del partido de Flores , pero no era el llamado Polvorín de Flores como se había difundido, sino una fábrica de pólvora para fuegos artificiales a la que llamaban la Fábrica Nacional de Pólvora . Se trataba de un negocio privado que tenía dos socios, un químico y un inversor, y funcionaba en la calle Chorroarín , donde actualmente se encuentra la Facultad de Agronomía y Veterinaria de la Universidad de Buenos Aires (UBA) . En ese episodio fallecieron varios operarios y también algunas mujeres que trabajaban o vivían en la zona", explica Galacho.

Según la investigación del historiador Mauro A. Fernández que recoge el artículo titulado Explosión en el Polvorín de Flores: un Big-Bang inexistente , publicado en la revista Buenos Aires Historia en 2005, hay una tradición, en la que se basan numerosos autores, que lo da por destruido en esa explosión. No obstante, afirma que los diarios de entonces dieron cuenta de lo que ocurrió realmente y de la exacta ubicación de la zona afectada pero nada tenía que ver con el polvorín de Flores.

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Uno de ellos fue LA NACIÓN que, al día siguiente del siniestro, titulaba: Terrible explosión y detallaba que, exactamente a las 14.20 el destacamento de bomberos de La Boca, al mando del capitán Alurralde, se sintió conmovido por una detonación que indicaba una catástrofe. "El telégrafo y el teléfono, desde Flores, funcionaban pidiendo datos. ¿Era el arsenal de guerra que había volado? ¿Era la pólvora de Flores, la de Maldonado? Ningún dato por el primer momento. La confusión era increíble, el médico de los bomberos había partido al polvorín de Flores; allí fueron también reporteros: no pasaba nada, pues encontraron la guardia como siempre. Se había sentido, sí...

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