Buenos Aires 2018, el día después: historias de medallistas que tuvieron diferentes caminos tras los Juegos Olímpicos de la Juventud

Valentín Rossi, Agustina Giannasio y Felipe Modarelli, tres atletas medallistas en Buenos Aires 2018 cuyas carreras siguió diferentes rumbos

Diciembre de 2019. Rosario, provincia de Santa Fe. Valentín Rossi no puede dormir. Cada tanto, vomita la comida que él mismo debe pagarse siendo parte de la selección argentina. No desayuna. Aun así, sigue entrenándose y hace controles internos de máxima exigencia. El pibe que hacía poco más de un año se subió al podio en los Juegos Olímpicos de la Juventud Buenos Aires 2018 la está pasando muy mal y dice basta. Agarra sus cosas y se vuelve a San Pedro, su ciudad natal. Ya no sabe si volverá a remar ni quiere pensar en el deporte. No le interesa. "Fue casi un año sin querer saber nada con el canotaje, le sentía odio y no quería pasar ni cerca de una botera. Sentía vergüenza de que me vieran y dijeran que el que remaba, no rema más" . Directo, sin vueltas ni ruborizarse, habla del calvario que vivió después de convertirse en el único palista argentino en ser medallista olímpico en aquella cita de octubre de 2018.

Valentín Rossi es el único palista argentino que ganó una medalla olímpica en la historia del deporte

Entre el joven que obtuvo el tercer puesto en Puerto Madero, por detrás del húngaro Adam Kiss y el belga Jules Vangeel, y el que a fines de 2021 descolló con tres oros en los Juegos Panamericanos Junior de Cali-Valle del Cauca en Colombia, donde logró una plaza para los Juegos Panamericanos Santiago 2023 y fue abanderado en la ceremonia de clausura junto a la gimnasta Valentina Podestá , hubo un mar de emociones, de momentos de euforia y, sobre todo, tristeza, en la que el deporte que practica desde niño lo sumergió hasta lo más profundo.

Desde que comenzó a remar obtuvo excelentes resultados a nivel nacional e internacional y Buenos Aires 2018 fue un impulso trascendental para su carrera. Sin embargo, la acumulación de esfuerzos y el recorte del apoyo estatal lo fueron desgastando: "Ese año resultó durísimo. Estaba muy contento y no me daba cuenta del cansancio. Nunca dejé de entrenarme: después de los Juegos Olímpicos de la Juventud fui a un Sudamericano y luego empecé a concentrar para el Mundial de 2019. Ahí ya había cambiado todo, salimos de la burbuja de Buenos Aires 2018 y se terminó el apoyo del Enard , que volvió cuando me clasifiqué para el Mundial de Rumania. Siempre tuve el apoyo económico de la Secretaría de Deportes. En las concentraciones de Rosario dormíamos en un club de prestado y parte de la comida la bancábamos nosotros porque con la beca mensual que nos daban pagabas solo dos semanas de la comida. El balance fue negativo, aunque esto lo hago porque es mi pasión y me encanta; desde siempre supe que algunas veces había que poner plata ".

Estuve en cualquiera, me alejé totalmente del deporte

El camino más duro para el sampedrino empezó en 2019, luego del Mundial para juniors de Rumania, donde logró dos valiosos quinto puestos en pruebas individuales: "Fueron muchas competencias en dos años y se sumaron problemas personales, el estudio para ser nutricionista y la presión que uno se pone más allá de que mis padres siempre me apoyaron. Son cosas que generás en tu cabeza de lo que los demás piensan y no es así. Estaba pasado, quemado mal y en una concentración en Rosario después del Argentino, que se hizo a pesar de que no teníamos ningún torneo por delante, no podía dormir ni desayunar y vomitaba. Llegué a hacer entrenamientos sin dormir ni desayunar. Hablé con el entrenador que me quería ir y me fui ".

Desde noviembre de 2019 hasta agosto de 2020 , el joven que en enero pasado cumplió 20 años no remó. Por entonces, también dejó sus estudios universitarios y pasó meses inmerso en sí mismo. "Fue casi un año sin querer saber nada. Estuve en cualquiera, me alejé totalmente del deporte. Había gente que me preguntaba por qué dejaba, que era ‘un boludo’. Estuve a punto de tatuarme en la frente ‘no me rompan los huevos con canotaje’" , reconoció. Ya superada esa etapa de su vida, analizó: "Esas personas son generalmente las que sólo ven a uno arriba del podio. No hay que calentarse con eso, pasa en todos lados, Y si vos estás seguro de lo que querés, por más que te puteen, vas a hacer lo que vos quieras".

El destino hizo que el desamor de Valentín por el canotaje coincidiera con el Covid-19. Cuando el deporte se habilitó en medio de la cuarentena, su regreso era una incógnita. Contenido por su familia, el club Náutico de San Pedro y una especialista en psicología en el deporte, ver a sus amigos en el río Paraná lo motivó y volvió de a poco. No se apuró ni se exigió y, todavía sin...

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