Las buenas lecturas de Falcioni

Muchos DT afirman, y con razón, que las vueltas olímpicas empiezan a darse desde la conformación de un plantel, la elección de los refuerzos, el sistema de juego, una columna vertebral que una líneas no sólo desde lo futbolístico, sino también desde la voz de mando, la personalidad. En su primer semestre en Boca, Julio César Falcioni pensó que podía prescindir del enganche (Riquelme) y el 4-3-1-2 no lo convencía del todo ni siquiera contando con el N° 10. En pocas fechas, varió al 4-4-2, 5-3-1-1, 3-4-1-2 y 5-3-2. Sin identidad, el equipo sufrió viejas falencias: cada centro al área xeneize era medio gol . Ni Lucchetti ni García aprobaron en ese punto; Caruzzo e Insaurralde no terminaban de dar garantías; Somoza y Erviti pagaron caro la adaptación, y Riquelme y Palermo estaban en el clímax de una interna que no daba para más. Boca era vulnerable -sobre todo- en el juego aéreo: de los 22 goles que le habían anotado, 10 fueron de cabeza (7 desde jugadas colectivas y 3 nacidos desde pelotas paradas) .Ese equipo debutó en el Clausura con un 4-3-1-2 ante Godoy Cruz, en la Bombonera, y un 1-4 que empezó a transformar los sueños en pesadillas. Más allá de las 15 llegadas al arco rival de esa tarde, ese Boca no era un equipo de Falcioni. En la intimidad, él tomaría aquel DVD y les mostraría a los futbolistas todo lo que no debe hacer un equipo. Demasiado vértigo para atacar y desequilibrio para defender; falta de eficacia y efectividad; poca marca, volantes que no aciertan en los relevos y las coberturas, más errores no forzados en todas las líneas. En las 19 fechas del Clausura generó 8,5 llegadas por partido al arco rival y en el propio sufrió 6,1. No lo atacaban tanto, pero le convertían con facilidad.Para el Apertura, Falcioni hizo una buena lectura de los déficits anteriores y acertó con las incorporaciones: a falta de un arquero que le diera seguridad, sumó a dos (Orion y Carlos Sosa); incorporó a Schiavi y Franco Sosa, repatrió a Roncaglia, que terminó ganándose un lugar como lateral; Erviti pudo hacer una pretemporada completa y se notó la diferencia en su rendimiento; consiguió a Cvitanich y se quedó con Blandi para un recambio de Viatri, que asumía el rol de N° 9 tras el retiro de Palermo. Sólo el técnico y Román saben cuál fue el pacto para que ambos convivieran felices y el 4-3-1-2 ya no se modificó ni...

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