El brutal viaje del país de la libertad al reino de la seguridad

PARÍS.- Como todos los dirigentes de las grandes potencias occidentales, François Hollande se encuentra desde anteayer frente a un dilema corneliano: preservar los valores democráticos de respeto a los derechos ciudadanos o aplicar los métodos casi totalitarios que exige una guerra.

"Francia no quiere verlo. Se trata de una cuestión cultural. Pero tendrá que aceptarlo tarde o temprano, porque estamos en guerra", afirmó ayer el experto en cuestiones militares Pierre Servan. "La guerra es fea, es sucia. Pero estamos en ella hasta el cuello. Se trata de una guerra barroca, asimétrica. Pero guerra al fin", insistió.

Para Servan, como para la mayoría de sus colegas, no se combate a un enemigo como Estado Islámico (EI), que se militariza y perfecciona cada día más sus técnicas de guerrilla urbana, con la declaración universal de los derechos humanos bajo el brazo. "En Malí, los soldados que luchan contra los terroristas islámicos no pueden hacer cantidad de cosas porque sería violar los derechos individuales. Nadie pide un Guantánamo à la française, pero es necesario que la gente entienda que no se hace la guerra con buenas intenciones", se lamenta a su vez el especialista Mathieu Guidère.

Para Hollande, como para la mayoría de los dirigentes de Europa occidental, la actual situación es la peor de las pesadillas. "Combatiremos a EI con todos los medios disponibles, pero en absoluto respeto de las leyes", dijo ayer el mandatario. Lo mismo había advertido en enero, después de los atentados contra Charlie Hebdo y un supermercado judío.

Hoy, el argumento podría jugarle en contra. "Francia debe declarar una guerra total al terrorismo", le respondió de inmediato el ex presidente conservador Nicolas Sarkozy, en un gesto destinado al 36% del electorado que se declara dispuesto a votar por la extrema derecha del Frente Nacional. Y el resto de los franceses, aún espantado por los muertos, la sangre y la violencia, podrían incluso apoyar esa visión antidemocrática de la sociedad.

Felizmente para el jefe del Estado, hay otros que afirman lo contrario. "Nadie podrá jamás impedir que ocho individuos determinados, formados en el extranjero y enviados aquí para dar sus vidas por una causa, dejen de pasar a la acción", afirma Alain Chouet, ex jefe de los servicios de inteligencia franceses.

"El 90% de los atentados son evitados antes de que se cometan. El problema reside en pasar de 90% a 99%. En regla general, es solo cuando se producen que podemos descubrir...

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