Brasil en shock: condenan a Lula por corrupción y peligra su plan para volver al poder

RÍO DE JANEIRO.- La operación Lava Jato golpeó ayer al mayor símbolo político de Brasil.

El juez federal Sergio Moro condenó al ex presidente Luiz Inacio Lula da Silva a nueve años y medio de prisión por cargos de corrupción y lavado de dinero, en un fallo relacionado con el esquema de sobornos que existió en Petrobras, y que el máximo líder del Partido de los Trabajadores (PT) podrá apelar en libertad ante un tribunal considerado duro.

Lula es la figura con mayor intención de voto del país y aspiraba a volver al poder en 2018. Es el primer ex presidente de Brasil condenado por corrupción y aunque la sentencia era temida, no dejó de conmocionar a la izquierda brasileña y latinoamericana. El fallo llega, además, en un momento de máxima tensión política en el país, cuando el actual jefe de Estado, Michel Temer, intenta bloquear en Diputados una denuncia contra él en el marco del escándalo de coimas del frigorífico JBS, por la que podría perder el poder en los próximas días. "No importa lo alto que se esté, la ley está por encima", escribió en su condena Moro, al hallar culpable a Lula, de 71 años, de haber recibido un departamento tríplex en el balneario paulista de Guarujá de la constructora OAS a cambio de su influencia para obtener contratos con Petrobras

El ex presidente siempre negó que la propiedad fuera suya; alegó que su fallecida ex esposa, Marisa Leticia, lo había reservado para la compra en 2009 pero al final desistió. Los argumentos de la defensa fueron rechazados en el juicio por el propio ex presidente de OAS, Leo Pinheiro, quien no sólo afirmó que Lula era el dueño real y que le había pedido que no lo pusiera a su nombre hasta que acabaran las investigaciones de la Lava Jato, sino que también le solicitó que destruyera todos los documentos que pudieran asociarlo con el tríplex.

Además, el empresario señaló que OAS pagó por la reforma y decoración del inmueble así como por el depósito para almacenar los bienes de Lula después de que dejó el Palacio del Planalto, a fines de 2010. El valor total de los sobornos en especie ascendería a US$ 1,2 millones, pero en su largo expediente Moro indicó que esa suma era parte de "un esquema delictivo mayor, en el que el pago de coimas era rutinario".

"El condenado recibió ventaja indebida como consecuencia de su cargo de presidente de la Repúblcia, o sea, de mandatario mayor. La responsabilidad de un presidente es enorme y, por consiguiente, también su culpabilidad cuando practica un crimen"...

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