Boleta única: no siempre votamos igual

La propuesta de boleta única fue impulsada desde la sociedad civil para reemplazar el actual sistema

A lo largo de nuestras vidas siempre hemos entrado a cuartos oscuros o casillas de votación y encontrado un gran número de boletas partidarias. A lo largo de nuestras vidas nos hemos acostumbrado a escuchar " faltan boletas " y a naturalizar trampas electorales , como el voto en cadena o el robo de boletas.

La Cámara de Diputados ha dado un paso importante en la práctica democrática: la boleta única es la forma en la que se asegura que todos los ciudadanos, en cada una de las provincias, en cada localidad, en todas las mesas de votación tengan la posibilidad de elegir al partido político y a los candidatos que prefieran. Esta no es una ley para los partidos políticos, es una ley para la ciudadanía y eso explica que haya comenzado como una iniciativa de organizaciones de la sociedad civil y haya contado con más de doscientas mil firmas que lograron poner el tema en agenda.

Si el proyecto que obtuvo media sanción se aprueba en la Cámara de Senadores y se convierte en ley, las boletas partidarias pasarán a la historia, una historia que comenzó en el siglo XIX y que fue transformándose a lo largo del siglo XX. Estamos ante la posibilidad de que la forma de votar de los argentinos cambie, lo que nos regala la ocasión para recordar cuáles han sido las diferentes formas de emitir el voto a lo largo de nuestra historia.

Cuatro años después de la Constitución de 1853, la Ley 140 fue nuestra primera ley electoral. El voto no era secreto y cada uno de los votantes debía decir en voz alta -o escribir en un papel- los nombres de los candidatos de su preferencia. En caso de que decidieran escribirlo, el voto se leía en la mesa al momento de la entrega del voto. Hoy en día no podemos imaginar una elección con estas características. En ellas eran muy comunes las peleas en las mismas mesas de votación, cuando alguno de los presentes no estaba de acuerdo con el sentido del voto de otro y las situaciones de violencia estaban a la orden del día. Las elecciones no solo eran públicas, sino que eran violentas y grupales.

Por estos problemas, en la década de 1870 se comenzó un camino hacia el secreto del voto, que culminaría en el cuarto oscuro y las elecciones como las conocemos hoy en día. Se eliminó la posibilidad del voto cantado y se puso como única forma de votar una papeleta escrita (que contenía también el nombre del votante), que debía ser entregada...

Para continuar leyendo

Solicita tu prueba

VLEX utiliza cookies de inicio de sesión para aportarte una mejor experiencia de navegación. Si haces click en 'Aceptar' o continúas navegando por esta web consideramos que aceptas nuestra política de cookies. ACEPTAR