El Boeing, una buena salida para Alberto

Alberto Fernández está preocupado. Muy preocupado. Después del sainete por el gasoducto, de su profesión de fe antidemocrática en la Cumbre de las Américas y del affaire con el avión que nos mandó el ayatollah Ali Maduro, para la semana que viene no tiene en carpeta ningún escándalo. Teme perder protagonismo. Dicen que cuando se ve en las primeras planas, con título y foto, lo atraviesa un fulgor adolescente. Como que no puede creer el lugar que ocupa. Por ejemplo, lee "Dudan de que Alberto pueda terminar el mandato" y solo repara en "Alberto", en que lo están mencionando. Si el precio de llevar la banda presidencial es ser objeto de burlas y menosprecio, lo paga feliz y contento. Todavía se pellizca por la quinta en la que vive, los hoteles que está conociendo (lo llaman "el sátiro de los frigobares"), los aviones y helicópteros que tiene a su disposición. Y no les digo nada de poder estrechar la mano de Biden, Putin o Xi Jinping, ante los cuales le cuesta mantener la verticalidad porque se arrojaría a sus pies. En la Casa Rosada intentan tranquilizarlo: las probabilidades matemáticas de que surja una nueva crisis, otro episodio que estremezca al país, son altísimas. Sobre todo, confían en él. "A Alberto algo se le va a ocurrir ".

Esto último me parece injusto. Si una condición tiene el equipo de gobierno es que cualquiera puede dar la nota. Estamos frente a un gabinete homogéneo y competitivo en el rubro. Qué es eso de que solo el profesor es aficionado al disparate. ¿Y los desparramos que hace Cristina con sus cartas, tuits y el bullying al Presidente? ¿Y el coro de ángeles: Máximo, Kicillof, Berni, Tolosa Paz…? ¿Y Massita, cuya mayor contribución a la pesquisa por el Boeing fue decir "ah, pero Macri…"? No subestimo los aportes de Alberto, faltaba más, pero si a él no se le ocurre algo, sobran voluntarios. Perdón, acabo de recibir un whatsapp de la vocera, Gaby Cerruti: pide que no me olvide de ella.

Nada refleja mejor los trajines de estos días que la reunión de gabinete del miércoles. Al empezar la presidió Manzur, lo cual sirvió para desmentir la versión de que se había dado a la fuga (tenía otras expectativas respecto de la proyección que iba a darle la jefatura del dream team). Después le pasó la posta a Alberto, que se sumó tarde por piedad: si hubiese sido puntual les provocaba un soponcio. Expusieron casi todos los ministros. Guzmán explicó por qué no estaba pudiendo frenar la inflación, y se ufanó de que nadie estaba frenándole...

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