Bocca-Cassano, sinónimo de danza: cada cual con su propia historia

Mientras el 22 de diciembre de 2007 Julio Bocca se despedía de los escenarios frente a cientos de miles de personas en el Obelisco, a 400 kilómetros de allí, Camila, de 9 años, ni siquiera imaginaba que una década después, cuando estrenara su primer ballet completo en el Colón, alguien le preguntaría por la marca de su nombre. Tampoco para Paula fue un peso llamarse Cassano; más bien una anécdota que le valió algunas preguntas incómodas y sospechas infundadas durante su etapa de formación en el Instituto Superior de Arte: "Cosa de chicos", dirá. Aunque hubo una vez, en 2005, cuando el Ballet Estable festejaba sus 80 años con figuras invitadas, que Eleonora se enteró de la existencia de "la otra Cassano" y quiso conocerla. "Nos pusimos a charlar de nuestras familias a ver si había alguna conexión, pero ni siquiera nuestros antepasados italianos vienen del mismo lugar".

Camila Bocca y Paula Cassano, así de iguales, con doble "ce" y doble "ese", tienen su propia historia. Sólo las une a aquellos la pasión por la danza. Quienes aún no las hayan individualizado en las filas de la compañía del Teatro, ahora tendrá una gran ocasión: en La bella durmiente del bosque, pieza que sube a escena esta noche, Camila será la princesa Aurora y Paula, el hada que trocará el hechizo de muerte que arrojó la malvada Carabosse por un largo sueño interrumpido con un beso de amor verdadero. El resto del cuento ya todos lo saben, en cambio, esta historia de dos bailarinas en una temporada de grandes oportunidades tiene algunas revelaciones. "Es verdad, al haber más funciones y menos bailarines invitados, surgen nuevas oportunidades para gente de la casa; se abrió el abanico a personas que tienen su categoría y trayectoria, y a la vez hay posibilidades para que otros empiecen a hacer sus primeros roles", observa Cassano, que en este contrapunto, con 31 años y más de una década en el Ballet Estable, representaría el lado de la experiencia.

Al revés, tímida y de pocas palabras, Bocca escucha a su compañera con los ojos abiertos. Ella se sumó al cuerpo de baile del Colón en el último concurso, no tiene más experiencias profesionales que este año de trabajo intenso y, a los 19, le llega la hora del primer protagónico en el primer ballet completo de su carrera. "Es una oportunidad enorme", dice. Es posible que la frescura de su edad le permita acceder con más facilidad a la chica que imaginó Perrault antes que los hermanos Grimm, pero reconoce que esa expresividad que no...

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