'Yo a Boca no lo perjudicaría'

Son días decisivos para Boca y para Carlos Bianchi. El plantel y el entrenador saben que el equipo está en crisis y deben encontrar una reacción futbolística en breve si pretenden continuar juntos hasta el final del torneo. No se trata de un apunte desestabilizador, que los hay, sino de informaciones que se obtienen de un lado y del otro. El fútbol argentino es dominado por las urgencias, por la histeria. El análisis puede justificar o no una decisión, pero mandan los resultados. Siempre los resultados. Los proyectos no existen. Y aun las buenas intenciones de algunos clubes de armar algo en conjunto desde los managers, la primera división y las inferiores, que son visiblemente reconocibles como continuidad, dependieron del éxito deportivo y las vueltas olímpicas para sostenerse como idea. Pero Boca además no gana: no conoce la victoria en 2014 y se acostumbró a perder, a caer en el desánimo. Y esto genera mucha preocupación entre los dirigentes xeneizes, encabezados por Daniel Angelici, y el cuerpo técnico, conducido por el Virrey.El presidente, incluso antes de la derrota con Atlético en Rafaela por 0-1, dejó una frase que confirmó las dudas de los dirigentes en cuanto a las expectativas que podían tener para que Bianchi pueda encauzar el rumbo. Hasta dejó abierta la posibilidad a ni siquiera esperar a junio para ejecutar la cláusula de finalización del vínculo hasta diciembre de 2015: "Si creo que lo mejor para Boca es que Bianchi se vaya, no me va a temblar el pulso. Mi compromiso es con Boca, más allá de la admiración y el respeto que uno le tiene por todos los años, las copas y los campeonatos", dijo Angelici en TyC Sports. Y si la confianza de la comisión directiva hacia el entrenador estuvo en jaque tras los tres partidos ante River en el verano y siguió resquebrajándose en el comienzo del Final 2014, ahora está en su punto más crítico. "Todavía no se sabe a qué juega Boca, es terrible", se escuchó en Rafaela.¿Y Bianchi? No quiere rendirse y trata de que domine su actitud de siempre de querer revertir la situación, aunque está agotado. Siente que no le encuentra la vuelta al equipo, que los jugadores no le responden, que ya no le quedan demasiadas variantes para torcer el rumbo. El DT se puso su propio límite: ganarle a Estudiantes. "No queda otra. Ahora, en la Bombonera, con la cancha llena, hay que ganar sí o sí", le comentó a su círculo íntimo y agregó: "Yo a Boca no lo perjudicaría. Si me doy cuenta de que no tengo una solución y que no puedo...

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