Boca, dado vuelta

"Carlos. Veo que está sufriendo. Si usted quiere, yo vuelvo. Y si tenemos que sufrir, suframos juntos".Las palabras de Juan Román Riquelme fueron precisas. Una vez más. En medio del desconcierto y tras la segunda derrota ante River en el verano, el enganche llamó a Bianchi para ofrecerle ayuda. Cumplió los plazos establecidos de preparación en lo físico y volvió ayer. No desentonó. Al contrario. El N° 10 ?que venía de ocho meses de inactividad?, jugando buenos veinte minutos en el segundo tiempo aportó más que el resto de sus compañeros. Pero el problema de Boca es más estructural que puntual. Otra vez las fallas lo dejaron dado vuelta, en un presente inesperado.El hincha xeneize estaba tan sorprendido con lo que estaba viendo, como no entendiendo la situación que hasta se sentía incómodo para criticar en forma masiva. ¿Cómo manifestarse en contra de un equipo que es dirigido por Bianchi y justo en el partido donde Riquelme, uno de sus máximos ídolos, volvía a ponerse la camiseta? Apenas murmullos, gente encolumnada en gestos de fastidio por una nueva derrota y ante un Unión que hacía 26 partidos que no ganaba. Sí, el último de la tabla y de los promedios lo daba vuelta en la mismísima Bombonera ganándole 3-1, pudiéndolo vencer por una idferencia mayor todavía y exponiéndolo en una de sus peores tardes, llenas de fallas y errores groseros, de esos que se pagan con goles y algo más. El simpatizante estaba tan dolido que gritó desde el orgullo: "Quiero la Libertadores y una gallina matar...". Alentó y espera un futuro mejor, pero...¿Qué es lo que está pasando? ¿Cómo es posible que el arranque de la sociedad Boca-Bianchi esté tan distante de las ilusiones generadas por propios y extraños?Es un equipo que el entrenador heredó y, ya desde adentro, siente que se encontró con un plantel que no lo conforma plenamente. Advierte que en sectores vitales para su estructura de juego carece de las piezas necesarias para hacer engranar el juego: la zaga central, los laterales, el volante centro (aunque ahora sí se destaca Erbes en forma sostenida); el N° 9.Dentro de esta desazón, además, tiene otros condicionantes: más allá de que se pueda discutir las capacidades individuales, también hay futbolistas en muy bajo nivel, caso Guillermo Burdisso...

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