Los bloopers que ayudan a Macri a instalar el 'miedo al pasado'

El gran problema del kirchnerismo aflora cuando se empeña en imitar la peor caricatura de sí mismo.Al candidato y jefe de campaña Alberto Fernández le está costando cumplir la misión que le encomendó Cristina Kirchner al designarlo, consistente en ofrecer un proyecto amigable para un sector de la población con el que ella no consigue conectar. En contra de lo que debiera ser la campaña de quien va ganando en las encuestas, el postulante opositor , incapaz hasta ahora de encarrilar qué dice y hace el Frente de Todos en los días decisivos.La aparatosa irrupción de Aníbal Fernández, reducido a precandidato a concejal de Pinamar, expuso como pocas veces el punto flaco. La canchera liviandad con que habló del femicida múltiple Ricardo Barreda para descalificar a María Eugenia Vidal resultó otra carga de fuego amigo para Alberto. El resto estaba escrito en las pirámides: el macrismo hizo fila para llorar la ofensa en público, mientras celebraba en privado. ¿Podía pedir algo más que la reaparición del exministro que en 2015, lastrado por su mala imagen, propició el suceso de Vidal?Sí, que la propia Cristina Kirchner volviera a interponerse, como hace a menudo, en la venta de moderación. Su ya célebre alusión a las marcas Pindonga y Cuchuflito sirvió apenas como una anécdota que el Gobierno no dejó de aprovechar para exhibirla negativamente. Ayer la completó con la comparación frívola entre el hambre en Venezuela y en la Argentina, condimentada con cuestionamientos de escaso rigor al periodismo.Para bien o para mal, ella es un factor incontrolable para el comando opositor. Lo realmente incómodo de su papel en la campaña es que sus apariciones no dejan de festejar las "glorias" de su gobierno; las mismas que Alberto Fernández ofrece enmendar si conquista el poder.El fastidio entre dirigentes peronistas crece ante estas faltas de disciplina que les impiden instalarse definitivamente en zona de triunfo. Enfrente, la maquinaria de Cambiemos está agazapada a la espera de responder todas y cada una de las acciones que puedan confirmar los estereotipos negativos del kirchnerismo.Pasó con la sorprendente protesta de los pilotos de Aerolíneas y Austral que leyeron proclamas políticas al final de los vuelos. El Gobierno en pleno salió a exponer la actitud impulsada por el sindicalista Pablo Biró. Fue una maniobra impopular que incluso pudo ir a peor si derivaba en manifestaciones que complicaran de nuevo a los pasajeros. Hugo Moyano, uno de los dirigentes...

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