Biden y un debate que vuelve: los presidentes longevos

El presidente Joe Biden habla sobre seguridad fronteriza en la sala Roosevelt de la Casa Blanca

Si Konrad Adenahuer rigió con mano firme los destinos de Alemania hasta los 87 años, Winston Churchill fue primer ministro de Gran Bretaña hasta rozar los 81 y el presidente de Italia, Sergio Mattarella, conserva, a los 82, su mente lúcida y sus piernas en estado tan óptimo como para subir las enormes escaleras del Vittoriano y depositar ofrendas de laureles al pie de la tumba del soldado desconocido, Joe Biden, el conductor del país más poderoso de la tierra, a los 81 preocupa a sus conciudadanos por los episodios de inestabilidad física y las repentinas lagunas de memoria que protagoniza con frecuencia.

En nuestro país hubo varios presidentes longevos que sufrieron los inconvenientes que, salvo casos como los que señalamos antes, son naturales en las altas edades de la vida. El más anciano en el poder fue Juan Domingo Perón, quien alcanzó por tercera vez la jefatura del Ejecutivo el 12 de octubre de 1973 y permaneció solo ocho meses y veinte días hasta que su gastado corazón no resistió y dejó de latir por las múltiples vicisitudes que soportó . Contaba 79 años.

Cuarenta y tres años antes Hipólito Yrigoyen, también enfermo, sometido a las tensiones de una crisis económica devastadora y a los trastornos políticos y sociales que soportaba el país, había sido alejado violentamente del poder a los 78 por la revolución del 6 de septiembre de 1930. Las penurias sufridas durante la vejatoria prisión a la que fue sometido aceleraron su fin, que ocurrió cuando estaba por cumplir 81.

A lo largo de la historia argentina hubo otros casos de presidentes longevos -la media de vida era bastante inferior a la actual-, que dejaron prematuramente el cargo, pero el primer titular del Poder Ejecutivo fallecido mientras ejercía sus elevadas funciones fue Manuel Quintana, quien murió el 12 de marzo de 1906 a los 71 años, dos meses después de que el exprimer mandatario Bartolomé Mitre dejara de existir a los 84, y tres meses y días antes de que cayera como un roble partido por un rayo otro gran presidente, Carlos Pellegrini, quien estaba por cumplir 60.

Quintana había nacido el 19 de octubre de 1835 y se había graduado de doctor en jurisprudencia a los veinte años. Porteño hasta la médula, fue legislador del Estado rebelde y después de la batalla de Pavón (1861) ocupó una banca en el Congreso nacional. Se contó entre los líderes del rechazo a federalizar la ciudad...

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