Bergoglio llamó a "confortar" a la gente

El cardenal Jorge Mario Bergoglio, arzobispo de Buenos Aires, predicó ayer en su homilía de la misa crismal el valor de la caridad, la verdad y la consolación como motores de la labor pastoral para "alegrar la vida" de un pueblo que está "conmocionado incesantemente por la violencia y la inequidad" y que -dijo- merece "poder vivir un año tranquilo, de celebraciones y de armonía".Y por la tarde, en el que es, quizá, por excelencia el acto simbólico más emblemático de la misión eclesial dirigida a confortar a los fieles más humildes y réplica del gesto que Jesucristo tuvo con sus discípulos en la Ultima Cena, Bergoglio realizó la tradicional ceremonia de lavado de pies de recién nacidos y embarazadas en la Maternidad Sardá, de Parque Patricios. Entonces, retomó aquella concepción del sacerdocio como una acción dirigida a ayudar a los pobres y necesitados y sostuvo que "todo el que tiene autoridad, poder y posibilidades debe servir a los demás".Dijo Bergoglio a la mañana, en la tradicional misa del jueves de Pascua: "En el nombre de Jesús, somos enviados a predicar la verdad, a hacer el bien a todos y a alegrar la vida de nuestro pueblo. La misión se despliega simultáneamente en estos tres ámbitos [...]. Imaginemos un momento lo que significaría para un pueblo, conmocionado incesantemente por la violencia y la inequidad, poder vivir un año tranquilo, un año de celebración y de armonía [...]. Somos enviados a consolar a los afligidos de nuestro pueblo".La fuerza del amor como bálsamo esencial en la labor pastoral fue puesta de resalto por el arzobispo de Buenos Aires: "La alegría y la consolación son el fruto [y, por lo tanto, el signo evangélico] de que la verdad y la caridad no son verso sino que están presentes y operativas en nuestro corazón de pastores y en el corazón del pueblo al que somos enviados"."Eficientismo sombrío"A partir de esta idea, se enfocó en el signo opuesto, la tristeza, la acedia, y en el mensaje de los que llamó "fundamentalistas amargados", que...