Benjamin Biolay: la conexión actual entre la canción francesa y el mito porteño

A Benjamin Biolay bien podrían nombrarlo embajador contra el estereotipo del francés engreído y mala onda. El tipo hace unas horas nomás que acaba de llegar de París, pero a contramano de la mayoría de artistas viajeros dice que estuvo bien, que fue un buen vuelo, que no está cansado, y acepta de buena gana una seguidilla de entrevistas y sesiones fotográficas para la prensa local con su mejor rostro de galán de cine. Todos le preguntan por su relación con Buenos Aires, ciudad a la que ha dedicado sus últimos dos discos, Palermo Hollywood (2016) y Volver (2017), pero asegura no cansarse de hablar del tema. Por el contrario, ama hablar de Buenos Aires y lo único que lo apena es que esta vez pueda quedarse "solo diez días".

"Es un atorrante divino", me había dicho minutos antes uno de los tantos amigos músicos argentinos que cosechó Biolay durante la última década de visitas ininterrumpidas al país (su primer aterrizaje porteño fue en 2006, invitado por el Bafici). La charla no solo lo corrobora, sino que confirma que su presencia sería ideal para cualquier asado multitudinario.

Biolay, a los 45 años, es probablemente en Francia el cantante y músico más importante de su generación, actúa en estadios para diez mil personas (como lo hizo en diciembre, en el cierre de su gira europea en el Zenith La Villette parisino), pero el divismo parece no ser lo suyo.

Los discos "porteños" que Biolay vino a presentar en esta ocasión (anteanoche abrió la temporada artística de la Usina del Arte con un concierto que contó con Emmanuel Horvilleur como invitado y mañana actuará en el Teatro Auditorium de Mar del Plata) llevan en sus canciones referencias al barrio de Palermo, al escritor Jorge Luis Borges, al músico de cumbia Pablo Lescano, a Gustavo Cerati, al gol contra los ingleses de Diego Maradona, al tango y hasta a la Mona Jiménez. Y cuentan además con la participación de Illya Kuryaki & The Valderramas y las cantantes argentinas Alika y Miss Bolivia. Por si faltara algo más para confirmar su argentinidad, en su banda hay dos integrantes nacionales: el baterista todoterreno Fernando Samalea y la bajista Nathalia Cabrera (del trío No lo Soporto).

"No es sencillo explicar mi amor por Buenos Aires. Por el contrario, es tan complicado como cuando le mostrás a alguien una canción de amor a una chica y te preguntan por qué se la dedicaste a esa chica en particular: porque la amo", dice acerca de la inspiración porteña que lo llevó a componer estos dos discos...

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