Bauza, del logro histórico a las miradas de reojo en Boedo

Nadie pareció entusiasmarse mucho cuando Edgardo Bauza llegó a San Lorenzo a principios de 2014, pese a ese rótulo de "sabe ganar la Copa". Esa Copa Libertadores que tanto le reclamaba a San Lorenzo su propia historia. Finalmente, con sufrimiento y sin lujos, Bauza cumplió la misión encomendada y el club saldó la deuda de más de medio siglo. La aprobación creció, pero aun en el momento de gloria máxima el entrenador no se ganó el cariño del hincha azulgrana.

El Patón, de todos modos, quedó a salvo de cuestionamientos que excedieran los de ocasión, con la esperanza por el Mundial de Clubes en el horizonte durante todo un semestre. Eso le dio crédito como para que se tolerara quedar lejos de la pelea grande en el certamen local del segundo semestre.

Pero el paso por Marruecos, con el exiguo 2-1 sobre el modesto Auckland City y el corto 0-2 a manos de Real Madrid, volvieron la lupa de las críticas sobre el director técnico. El juego cauto, con poca vocación ofensiva, hizo recaer los reproches en Bauza, que no titubeó en su postura y subrayó que si debiera volver a afrontar la final del Mundial de Clubes frente al club merengue, lo haría de la misma manera, con el mismo planteo.

La falta de identificación previa del santafecino con San Lorenzo lo priva de un plafón de paciencia, un factor que va desapareciendo a medida que va quedando lejos la coronación continental.

La dirigencia le dio el gusto con los refuerzos, con Sebastián Blanco, Franco Mussis y Matías Caruzzo. Pero el equipo no mejoró y la disposición que exhibió los dos partidos en esta Recopa no lograrán recuperar...

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