La batalla personal de Vargas Llosa

En la espléndida Casa de América de Madrid y frente a un grupo de ávidos reporteros de todo el mundo, Vargas Llosa presentó su testamento ideológico, aludió a Sarmiento y denunció al peronismo. Les recordó a los presentes que la Argentina fue el primer país en erradicar el analfabetismo y que aquel sistema educativo era, a fines del siglo XIX, tan famoso y envidiable como el que hoy rige en Finlandia. Y también que nuestra profunda decadencia se debió, tal vez en partes equivalentes, a los sucesivos regímenes militares y a la pésima performance de las gestiones peronistas. Enemigo de marxismos de distinta generación y populismos de diverso pelaje, el Nobel peruano sostiene desde hace tiempo que tampoco liberalismo con dictadura (fascismo de mercado) ni liberalismo sin república (menemismo) conducen a la prosperidad. Su flamante ensayo La llamada de la tribu contiene múltiples resonancias para nosotros, y es a la vez una autobiografía intelectual y un ajuste de cuentas con los pensadores de izquierda, que en muchos casos han ganado la batalla cultural y colonizado los claustros. Algunas de esas vanguardias, que suelen sacrificar la libertad y asesinar la verdad de los hechos cuando lo consideran necesario, han sido proclives a los cantos de sirena de cualquier despotismo y se han dedicado a socavar las imperfectas democracias occidentales, que tal vez tengan sus días contados en desmedro de autocracias peligrosas e inminentes. Vargas se pliega así al pesimismo de Jean-François Revel y se ensaña con la hipocresía y el oportunismo de ciertos intelectuales de nuestra región: "Porque allí ser 'progresista' es la única manera posible de escalar posiciones en el medio cultural -ya que el establishment académico o artístico es casi siempre de izquierda- o, simplemente, de medrar (ganando premios, obteniendo invitaciones y hasta becas de la Fundación Guggenheim). No es casualidad ni un perverso capricho de la historia que, por lo general, nuestros más feroces intelectuales 'antiimperialistas' latinoamericanos terminen de profesores en universidades norteamericanas".

La larga rebelión del autor de Conversación en La Catedral contra aquel "socialismo real" que lo sedujo en su juventud y el fuerte desencanto que le produjeron figuras antes idolatradas como Sartre son el motivo de su porfiada conversión y el caldo de cultivo de este polémico canon contracultural; eso no le impide rechazar el conservadurismo ni fustigar a los ortodoxos: "También el...

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