El bastón de la transición vino enjabonado

Es muy probable que la orden no llegue a cumplirse, pero será recordada por el personal de las fuerzas de seguridad como emblemática de esta transición. Horas después del ballottage en que Mauricio Macri superó a Daniel Scioli, la Gendarmería recibió del Ministerio de Seguridad una instrucción sugestiva: retirar unos 1000 efectivos de los destacamentos móviles de Ezeiza y Campo de Mayo para crear, con esos hombres, uno similar en Río Gallegos. Un destacamento móvil es un unidad preparada especialmente para restablecer el orden en conflictos callejeros. La Argentina los tiene repartidos en seis ciudades: Santiago del Estero, Rosario, Colonia Caroya (Córdoba), Ezeiza, Campo de Mayo y General Acha (La Pampa). Es decir, el plan, que les fue transmitido a los gendarmes por Sergio Berni y que incluía también la inauguración de tres secciones de custodia en El Calafate, Río Gallegos y Río Turbio de 30 uniformados cada una, suponía el virtual desmantelamiento de los únicos destacamentos bonaerenses nada menos que en diciembre, el mes más crítico de la provincia.

Pero en un país peronista los militares tienen olfato político. Enterado, y ya molesto porque las fuerzas de seguridad habían recibido durante la campaña radiogramas con exhortaciones a votar a Scioli, un general de Gendarmería notificó sobre las nuevas directivas a un asesor de la ahora ministra de Seguridad, Patricia Bullrich. ¿Ustedes podrían reunirse con Patricia?, propuso el asesor. La respuesta fue sí, y Bullrich recibió el jueves de la semana pasada a Omar Ariel Kannemann, director nacional de Gendarmería, con quien conversó largamente sobre el tema. Kannemann, un correntino de 55 años oriundo de Monte Caseros, Corrientes, venía de varios días de cautela. Había sido, por ejemplo, ambiguo ante la orden de Berni. "Entendido, pero vamos a necesitar 15 días", le contestó sobre la creación de secciones en El Calafate, Río Gallegos y Río Turbio, y con los destacamentos fue todavía menos concesivo: dijo que, para trasladarlos a Santa Cruz, debía bajar en más de 1000 efectivos las operaciones bonaerenses con todo lo que eso suponía. Berni duplicó entonces la presión: había que cumplir para reforzar en las fronteras el combate al contrabando y el narcotráfico. Sin embargo, cuando Bullrich le preguntó a quién respondería finalmente la Gendarmería durante esos días de transición, Kannemann no dudó: "A Macri".

¿Fue interés real por la seguridad de Santa Cruz o una picardía de última hora, lo que...

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