El basquet en la sangre

MAR DEL PLATA.- "Toda mi vida trabajé y me entrené para que algún día mi viejo se sintiera orgulloso de mí y me reconociera". La declaración de Nicolás Lauría, el alero de Peñarol que hoy jugará su primera final de la Liga Nacional frente a Atenas, presionan el pecho y arman un nudo en la garganta.Nico, de 23 años y 2,02 metros, vio por última vez a su papá cuando tenía dos años, el resto de su vida se la pasó buscándolo, tratando de conseguir un contacto y temiendo lo peor, que su papá no apareciera porque estaba muerto. Zachary Cooper, un atlético pivote norteamericano, que pasó por Peñarol a fines de los 80, vivió un intenso romance con Cristina Lauría en Mar del Plata y después, cuando el fruto de esa relación tuvo dos años, decidió continuar con su rumbo de trotamundos del basquetbol sin siquiera dejar su apellido."A los 6 años, mi vieja me preguntó si quería jugar al básquetbol y le dije que no; un año después, cuando me enteré más a fondo de la historia de mi padre, no lo dudé y empecé a jugar en Peñarol. Desde ese momento tuve en mi mente hacerme conocido para que mi papá me quisiera, para poder recuperar mi identidad."Zachary hoy está separado, tiene 48 años, dos hijos más, vive en Louisiana, Estados Unidos, y hace trabajos de electricista. "Hay mucha gente que me cuenta que lo conoció a mi padre en esta ciudad, que era un buen tipo y un gran jugador", señala Nico con total naturalidad. También dice que su búsqueda dio un vuelco decisivo cuando el actual norteamericano de Peñarol, Kyle Lamonte, se comprometió y empezó a meterse en distintas páginas de Internet de búsqueda de personas para ayudarlo."Fue hace dos semanas cuando me llamó y me dijo: «Estoy charlando con tu papá por Skipe. Venite enseguida.» Me puse muy nervioso, pero entendió bastante mi inglés". Aquel histórico 14 de mayo concluyó con una noche antológica para Nico, en las semifinales contra Libertad, de Sunchales, cuando metió 7 triples y fue la figura y el goleador (27 puntos) de su equipo, que ganó 103-101 en tiempo suplementario. Fue una noche mágica para cerrar un día perfecto. "Encima, cuando terminó el partido la gente empezó a corear mi nombre y me emocioné, se me vino todo abajo, no podía dejar de llorar", agregó la nueva estrella de los campeones vigentes."Creo que esa primera charla, que no duró más de 10 minutos, se me puso la piel de gallina, pero me liberó, me sacó un gran peso de encima. Desde ese día hablo con frecuencia con mi viejo. El sigue muy de cerca la NBA...

Para continuar leyendo

Solicita tu prueba

VLEX utiliza cookies de inicio de sesión para aportarte una mejor experiencia de navegación. Si haces click en 'Aceptar' o continúas navegando por esta web consideramos que aceptas nuestra política de cookies. ACEPTAR