Barrios cerrados: ARBA destrabará las escrituras de los lotes y las casas que no podían firmarse

ARBA implementa nuevas medidas para simplificar la regularización de los desarrollos inmobiliarios

A partir de una serie de nuevas resoluciones anunciadas por la Agencia de Recaudación de la provincia de Buenos Aires (ARBA), los desarrolladores de barrios cerrados se desvincularán de un impuesto que, hasta el momento, provocaba juicios por incumplimiento de pago. Dicha judiciaización del barrio cerrado terminaba impidiendo que los propietarios pudieran escriturar sus terrenos o casas. "Es una gran noticia para el sector y es clave para agilizar ese trámite", explica Mali Vázquez, directora Institucional de la Cámara Argentina de Desarrolladores Urbanos (CEDU).

Se trata de la agilización del proceso final, es decir, del último trámite que el desarrollador necesita para aprobar un proyecto inmobiliario de un barrio cerrado. Hasta ahora no podía hacerlo porque el organismo lo judicializaba por mora de un impuesto que no le correspondía pagar a ninguna de las partes: ni al comprador ni al desarrollador.

El motivo que alentó las nuevas medidas tiene su origen en la realización de la mensura horizontal (división de las parcelas) de un macrolote . Es que, en los años en los que el desarrollador divide los lotes y hace los trámites para que se termine de aprobar el proyecto (período en el que un comprador puede adquirir un lote y empezar a construir con autorización municipal e incluso mudarse), se genera el impuesto provincial para cada uno de los terrenos delimitados . Pero los compradores de los lotes no lo reciben sino que en la práctica las administraciones de las urbanizaciones los terminan subdiviendo y cada vecino lo paga por expensas. Sin embargo, este no es el origen del problema, aunque forma parte.

Ante el incumplimiento de pago por el impuesto inmobiliario, ARBA judicializaba las deudas y por ende congelaba las escrituras

¿Cuál es entonces? A grandes rasgos, cuando un desarrollador compra una tierra para realizar un barrio cerrado, avanza en los trámites de aprobación, subdivide la tierra en lotes, las comienza a vender. Los compradores acceden al bien con un boleto de compraventa pero no reciben el impuesto provincial porque el macrolote figura, en los papeles, en manos del desarrollador. Es decir, este último traza los terrenos y los vende pero igual para ARBA "es dueño" -por ejemplo- de 800 parcelas a su nombre.

¿Cuál es el problema de esta situación? El inconveniente surge porque además de dicho tributo, existe en la Provincia de Buenos Aires otro impuesto provincial: el Complementario, un tributo que deben pagar quienes tienen más de una propiedad en la provincia. En el caso de los barrios cerrados, ante la imposibilidad de los vecinos de escriturar los lotes, ARBA se los reclamaba a los desarrolladores porque se los considera dueño de todos los lotes aunque los hubiera vendido.

Desde el otro lado, los compradores también se resisten a pagarlo porque, en muchos casos, es la única propiedad que tienen- y el impuesto Complementario es para quienes tienen más de dos-. Razón por la que los desarrolladores tampoco se lo pueden reclamar a ellos.

Esta situación genera que en la instancia final cuando el barrio ya está prácticamente regularizado, los escribanos se encuentran con...

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