Barrionuevo condiciona a la CGT oficialista

Luis Barrionuevo siente que recuperó protagonismo ante la atomización sindical. La tropa de 56 gremios que comulga con el gastronómico e integra la CGT Azul y Blanca evalúa sumarse a la central afín al Gobierno, pero sólo si se concretan algunos de sus pedidos.La primera condición que fijó Barrionuevo es que si adhería a una nueva CGT, la conducción debería recaer en un triunvirato, con él o un dirigente de su sector, como uno de los tres cabecillas.Esta alternativa comenzó a barajarse nuevamente entre los rivales de Hugo Moyano, según los comentarios de algunos referentes. Tomó fuerza, sobre todo, después de la fuga de consensos que sufrió la candidatura del metalúrgico Antonio Caló, cada vez más debilitado, aunque todavía en pie. Pero el líder de los gastronómicos marcó otras cláusulas que los sindicalistas no poseen las facultades para concederlas ni garantizarlas. Se trata de la devolución de los fondos de las obras sociales sindicales que retiene el Estado; de una eliminación o suba de un 30% del umbral del mínimo no imponible del impuesto a las ganancias, y de la universalización de las asignaciones familiares, un beneficio al que hoy acceden únicamente los que perciben salarios de hasta 5200 pesos."Mientras el Gobierno no muestre una buena señal nosotros no nos vamos a sumar a la otra CGT. Hasta ahora hubo sólo charlas y promesas. Ir y aplaudir no sirve", planteó a LA NACION el dirigente Oscar Rojas...

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