Un barrio que huyó del agua, otra vez anegado

SANTA FE.- Entre todas las historias que afloraron en la reciente inundación, que afectó a los barrios del extremo norte de esta capital, la de Pablo Ceballos y familia es la más interesante. No porque haya sido dramática por la cantidad de agua que los afectó, o de los servicios que los privó, sino porque a las circunstancias que los rodea se suma un elemento que no es común a muchos. Pablo, de 34 años, y su esposa, Gabriela Heritier, de 37, son invidentes. Tienen una hija, Lucía, de 5 años, que los asiste permanentemente. El matrimonio vive desde hace nueve años en una casita de Punta Norte, uno de los últimos barrios de ese sector del municipio.

Llegar hasta el lugar resultaba hasta hace 48 horas un verdadero desafío. Decenas de calles cortadas, agua acumulada, basura y animales muertos. Nada anormal para quienes residen en esa zona porque, precisamente, Punta Norte es un barrio que el gobierno construyó para quienes sufrieron las pérdidas de sus viviendas con la inundación histórica del río Salado, en 2003, que transformó la vida de los santafecinos.

"Acá soportamos la inundación [por lluvias] de 2007, que fue brava. Ahí sí nos ingresó mucha agua a la vivienda porque no teníamos construida la vereda. Esta última inundación fue complicada porque dejó a muchos barrios aislados. Era un alto riesgo salir de la casa porque están los oportunistas de siempre que quieren robar. Hemos escuchado muchos disparos algunas noches. Lo he dicho varias veces estos días: si para la gente es difícil andar, imaginate para nosotros. Nos quedamos sin provisiones y no podíamos salir. Una de esas noches sólo pudimos comer un pedazo de queso y unas...

Para continuar leyendo

Solicita tu prueba

VLEX utiliza cookies de inicio de sesión para aportarte una mejor experiencia de navegación. Si haces click en 'Aceptar' o continúas navegando por esta web consideramos que aceptas nuestra política de cookies. ACEPTAR