Barenboim se pronunció sobre libertad de prensa y Charlie Hebdo

No es una novedad que Daniel Barenboim suele decir . Así lo hizo muchas veces en Israel y volvió a hacerlo ayer durante la conferencia de prensa que ofreció en la sede de Caixa Forum, en Madrid, antes de la actuación de mañana en el Auditorio Nacional con la West-Eastern Divan Orchestra.

El telón de fondo era evidentemente , pero Barenboim no abordó de frente el tema. Finalmente, una periodista le preguntó en francés si también él era Charlie, en alusión a la frase "Je suis Charlie", que se extendió como lema solidario. El maestro se mostró primero desconcertado, como si no entendiera del todo la pregunta. Después, sin embargo, dijo con incomodidad: "No entremos en ese tema porque es muy complejo. Se trata en primer lugar de hablar de la libertad de prensa, la libertad de opinión, que es absolutamente esencial, y el hecho de que quien no esté de acuerdo no tiene ningún derecho a matar a otra gente no admite duda. Pero tenemos que ver cómo se desarrolla todo esto. Creo que lo más importante es que se tenga una idea clara de qué representa la libertad de prensa y pensamiento y cuáles son las consecuencias".

Ya antes, durante la misma conferencia de prensa, Barenboim había objetado el uso actual de la palabra tolerancia: "Yo no busco la tolerancia. Uno tolera cosas... La tolerancia hoy en día ha perdido su significado. La tolerancia es solamente un paso hacia entender y poder convivir". El ejemplo de Barenboim es aquí el papa Francisco: "Él dijo frases en Palestina que incomodaron a los palestinos y dijo en Tel Aviv cosas nada agradables para los israelíes. Mostró un coraje excepcional. Y después invitó al presidente del Israel y al representante de la Autoridad Palestina a rezar al Vaticano. Sabemos todos que un judío y un musulmán no van a ir a rezar al Vaticano. Pero el Papa quiso decir todo lo que se ha hecho en Medio Oriente y la prueba es que estamos cada vez en un conflicto más duro...".

Reflejado en ese espejo, Barenboim no busca jamás (tampoco ocasionalmente en sus enfoques musicales) complacer a nadie. Ayer, en Madrid, ante la pregunta ineludible de si la libertad de prensa debe tener "consecuencias" o quizás límites, respondió, tras un largo silencio: "El único límite es el buen gusto". No hubo hasta ahora respuesta a estas declaraciones ni tampoco el maestro se extendió sobre los alcances del "buen gusto", una categoría más afín a la estética que a la ética, aunque es probable que pensara en el decoro.

Barenboim no es el único que...

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