Barenboim: gran inauguración

Concierto de apertura del festival de música y reflexión / Intérpretes: Integrantes de la Orquesta West Eastern Divan / Direccion: Daniel Barenboim / Obras de: Richard Wagner, Arnold Schönberg y Pierre Boulez / Teatro: Colón / Anteayer

Nuestra Opinión: Excelente

Anteanoche, en el Teatro Colón, Daniel Barenboim dejó inaugurado el Festival de Música y Reflexión, que se extenderá durante dos semanas intensamente cubiertas por conciertos, incluidos dos simposios de reflexión sobre la actualidad en los que dialogarán Felipe González y Barenboim, junto a personalidades de las tres iglesias.

El despliegue musical de esta hiperactiva celebración, llena de ideas inteligentes, imaginada originalmente por Barenboim y sin antecedentes en otros sitios, tiene características estimulantes y reveladoras de anti rutina, porque varios de los conciertos programados aparecen con la notoria intención de despegar al público de la música insistente y habitual.

Por cierto, el programa para este concierto de apertura no tenía ni una sola concesión al facilismo de las programaciones convencionales. Barenboim inició el concierto con una reducción del Idilio de Sigfrido al modo más transparente, para un grupo de una docena de instrumentistas. Esa transparencia benefició la audición pero, en el cotejo con la escrita para gran orquesta, intensificó su densidad. Como ventaja, los círculos concéntricos que diseñan esta construcción (y sobre los que sobrevuela el tema de Brunilda) brillan y perduran entre el material nuevo que Wagner esparció en su obra. Y suenan iluminados como su principal encanto.

El programa continuó con la temprana Sinfonía de cámara Nº 1 Op.9 de Arnold Schönberg, composición que impresiona por su potente frontalidad, su tono absolutamente afirmativo, sus formatos precisos y breves, sus conclusiones firmes. No hay nada elíptico en la obra. Con un realismo directo, Schönberg hace aparecer y desaparecer ideas y logra que se advierta y se escuche claramente la circulación musical. Un hecho que caracterizó a este creador y que, como hoy ya se sabe, cambió las cosas en más de un sentido.

La médula de este concierto fue sur Incises, de Pierre Boulez, que se escuchó en calidad de estreno argentino. Instrumentada con grupos de tres arpas, tres pianos y tres conjuntos de percusión, se desarrolla de manera incesante, no apoyada sino aproximada a una rítmica absorbente, constante y obsesiva, con imágenes claras y completas, y un trabajo de escritura de rigor...

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