Balance FIBA: un festival sin grandes visitas extranjeras

El domingo concluyó la duodécima edición del que organiza el gobierno porteño y que desde hace dos ediciones dirige artísticamente Federico Irazábal. Esta vez, estrenó su primera edición de verano en "versión concentrada" (de 17 días pasó a 12) y de dos festivales en uno (sumó a Ciudanza).Según estimaciones oficiales, los 220 espectáculos y actividades propuestas acapararon la atención de más de 180.000 personas. Lo cual en términos comparativos en relación con las cuatro ediciones anteriores implica un salto cuantitativo importante que rompe con la curva descendente de su audiencia propia (en 2013, al FIBA fueron 74.000 espectadores; en 2015, 55.000, y hace dos años, 50.000). De ese número total, Maratón Abasto, el proyecto que durante dos tardes/noches copó diversos espacios del barrio con propuestas artísticas muy diversas, aportó la gran masa de público. Según cifras del encuentro, esa movida significó el 78 por ciento del total de espectadores. Desde otra perspectiva, fue el gesto curatorial más fuerte y contundente de un festival que de ser internacional pasó a ser un festival de verano. La reciente edición tuvo otra particularidad: por primera vez Ciudanza, el encuentro coreográfico en lugares urbanos, fue absorbido por el FIBA.En términos de la programación internacional, el focal histórico de este encuentro bienal, esta vez esa franja contó con nueve propuestas (diez menos que hace dos años). Se abrió con la propuesta de The New Colossus, el endeble montaje de Tim Robbins que reflexionaba sobre los refugiados, y se cerro con Atlas del comunismo, el potente y discursivo montaje de Lola Arias...

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