Bajo la lupa: el auge de candidatos antipolítica desafía a Occidente

MADRID.- Norbert Hofer lleva siempre consigo una pistola Glock. Es por miedo a los refugiados, justifica en los actos de la campaña en la que compite por la presidencia de Austria.

Al frente del ultraderechista Partido de la Libertad disputa el primer lugar en las elecciones que se celebran hoy. Su máximo rival es un ecologista de 72 años, Alexander van der Bellen. Detrás, pelea un lugar en la segunda vuelta la independiente Irmgard Griss, ex jueza. Las encuestas dejan fuera de carrera a los socialdemócratas y conservadores, socios de la actual coalición de gobierno.

La próspera Austria sirve como modelo en escala de un fenómeno que sacude a los países occidentales: el auge de los políticos que ponen en cuestión la política y que explotan la desilusión masiva de sus sociedades.

La ola no distingue ideologías. El impulso del votante enojado infla en Estados Unidos a Donald Trump y permite pelear entre los demócratas al "socialista" Bernie Sanders. Empuja a Pablo Iglesias en España, al populismo xenófobo de la francesa Marine Le Pen y del holandés Geert Wilders, y al laborista nostálgico Jeremy Corbyn en Gran Bretaña.

Con sus fuertes matices, el hilo que los une es el prefijo "anti". Cada uno lo completa a su gusto: austeridad, inmigración, Unión Europea (UE), bancos, globalización? Todos representan un desafío al establishment. Y están enojados. Muy enojados.

Es un fenómeno que tiene raíces profundas -sostiene Ignacio Molina, profesor de Ciencias Políticas de la Universidad Autónoma de Madrid e investigador del Real Instituto Elcano-. Responde a un cambio en la estructura social, no sólo provocado por las crisis económicas. En general influyen menos las realidades objetivas que las expectativas incumplidas.

En su visión, la globalización, la desideologización y la inmigración masiva han contribuido a corroer sistemas políticos que se sostenían en pilares sólidos: partidos fuertes, división izquierda-derecha, ciudadanos con conciencia de clase.

"El statu quo es poco movilizador. Los gobiernos tienen escaso margen para promover cambios, la dinámica de los medios del siglo XXI desgasta muchísimo a quien está en el poder, los partidos se burocratizan y todo eso abona el terreno para líderes que se ofrecen para luchar contra las elites, como defensores de ese pueblo postergado", agrega Molina.

Estados Unidos acaba de sumarse a la tendencia con fuerza abrumadora. Trump está a un paso de asegurarse la candidatura presidencial del Partido...

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