Del Estado baby-sitter al fútbol libre

Dice Fernando Marín, que antes gerenció a Racing y ahora controla la intervención estatal en este deporte, que "el fútbol básico va a llegar a todos los hogares". La afirmación abre la puerta a un interrogante: ¿qué ocurrirá con el premium, es decir, las transmisiones en alta definición? Escuchando las palabras del flamante coordinador se puede casi dar por hecho que quien quiera ver fútbol al máximo detalle deberá pagar. Lo mismo, si pretende una transmisión previa con múltiples cámaras y hasta drones.

A partir de junio, el modelo de negocios del fútbol será distinto. Marín promete licitaciones para todo. Vender contenidos al mejor postor con un horizonte cercano: el punto de equilibrio. O sea, que el fútbol estatal deje de perder dinero. Cuando eso ocurra, el gobierno dejará de ser esa suerte de "baby-sitter" de la pelota en la que se transformó desde que compró los derechos televisivos por una década, allá, por agosto de 2009. Lo dice Marín aquí al lado: "A lo mejor se equilibran las cuentas y el Presidente decide terminar antes [el contrato]".

El objetivo del gobierno excede a lo comercial. Aspira a dejar una AFA saneada y a los clubes como asociaciones civiles sustentables. Y sueña con pacificar los estadios. El...

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