Ayuda a Los Carasucias

Cuando Mónica Carranza, elegida como la mujer del año en 1997, intentaba explicar su incansable devoción por dar de comer a los chicos de la calle, decía: "Nunca se han cerrado mis heridas y jamás voy a olvidar el infierno que he pasado en la calle. Por eso, esta fundación". Carranza conoció de pequeña los peores rostros de la injusticia, la violencia, la vulnerabilidad y el abandono. Escapó de institutos de menores, nunca fue a la escuela y vivió la mitad de su vida en la calle, entre la miseria, la indiferencia y el abuso. Conocer el amor la rescató. Pero nunca olvidó las aberraciones padecidas en carne propia, ni las que todos los días sufren cientos de chicos.Ya instalada en Mataderos junto a su familia, respondió al pedido de un niño que le solicitaba comida. Al poco tiempo, eran 50 las personas que comían en la planta alta de su casa. Para comprar la comida, esta mujer de corazón noble salía a vender flores artificiales que ella misma armaba con los chicos. Las bocas se multiplicaron y la casa les quedó chica, por lo que debió habilitar el comedor en una plaza a pocas cuadras de su casa.Así fue como en 1996 nació el comedor Los Carasucias -como ella los llamaba cariñosamente-, que provee las cuatro comidas a más de 500 familias todos los días. También inauguraron un hogar donde 60 chicos residen de forma permanente y reciben todo el amor y la contención que necesitan, y otro para madres solteras y ancianas. Los...

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